Compartimos la homilía que el Arzobispo Metropolitano, Monseñor Edmundo Valenzuela pronunció en la solemne celebración de la apertura de la PUERTA SANTA.

Homilía

La Palabra de Dios de este III Domingo de Adviento es de Misericordia por la alegría,  del Señor que se acerca, a nuestros corazones, a nuestras familias, a nuestras comunidades.

La respuesta que da Juan a quienes preguntan “qué debo hacer” se relaciona con las obras de justicia y misericordia con el prójimo. Es oportuno, pues, escuchar esas palabras de Juan el Bautista para entrar en sintonía con el espíritu del Jubileo de la Misericordia.

  1. Iniciamos de este modo en la Arquidiócesis, abriendo la Puerta Santa en la Catedral. Hemos escuchado estas memorables palabras: “La misericordia del Padre, la paz de Nuestro Señor Jesucristo, la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes”.

Es que ponemos nuestra mirada en Jesús misericordioso y escuchamos con alegría el evangelio de la misericordia. Cristo, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo nos hace resonar hoy y siempre su amor anunciado incansablemente a toda creatura. A la exclamación:“Ábranse las puertas de la justicia, entremos a dar gracias al Señor. Esta es la Puerta del Señor: entremos por ella para obtener misericordia y perdón”, hemos abiertonuestros sentidos y el corazón. La puerta de la misericordia y del perdón son motivos de nuestra alegría de Adviento y de durante todo el Año Santo.

Celebraremos el jubileo con creatividad pastoral en las parroquias, movimientos laicales e instituciones educativas católicas, integrando la enseñanza de la fe, la celebración de los sacramentos, con la caridad manifestada en las Obras de Misericordia corporales y espirituales.

Descubramos el rostro misericordioso de Dios, que se nos propone en Cuaresma, los días 4 y 5 de marzo, dedicando “24 horas para el Señor”. Utilicemos el Subsidio II “El evangelio de la Misericordia” publicado para la visita papal y el folleto “El Evangelio según San Lucas”al alcance de todos. En Cuaresma estamos invitados a renovar “la conversión eclesial” mediante la escucha de la Palabra, la oración, el ayuno y la limosna. La parábola del Padre Misericordioso, constituye el culmen del camino cuaresmal del año jubilar.

Las peregrinaciones y atención al Sacramento de la Reconciliación

Las peregrinaciones se deben hacer a la Catedral y a los Santuarios y en cada santuario hay que programar la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia y las diversas peregrinaciones con la atención al Sacramento de la Reconciliación grupal e individual. Aprovechemos los tiempos fuertes litúrgicos para fomentar el encuentro con la misericordia de Dios.

Es el momento propicio para que los sacerdotes como confesores seamos el signo verdadero de la Misericordia del Padre.

El Jubileo hace referencia a la indulgencia que adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres.

En el Sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La Misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (MV, 22).

Los sacerdotes y el perdón del aborto

En el espíritu del Jubileo, el Papa ha permitido que todos los sacerdotes perdonen el pecado del aborto. Ante la gravedad del aborto, el pecador necesita misericordia y de volver a comenzar con la ayuda de la gracia. Por eso esta acción pastoral concluye con una atención a la vida. El sacerdote podrá dar la absolución a la mujer, a su pareja y a cuantos hayan contribuido en la concreción, como ser algún personal sanitario. El acompañamiento que la Iglesia ofrece es de perdón, de amor y sobre todo de misericordia. Salir al encuentro de las personas para reconciliarse con Dios y consigo misma es la invitación que el Papa nos hace a todos. Facilitemos esta medida para que quienes han participado en un aborto también puedan ser perdonados y comenzar una nueva vida.

El Motu Proprio sobre la rapidez del proceso de nulidad del matrimonio

He decidido dar con este Motu proprio disposiciones con las que se favorezca no la nulidad de los matrimonios, sino la rapidez de los procesos… a raíz de la lenta definición del juicio, el corazón de los fieles que esperan la aclaración de su estado no esté largamente oprimido por las tinieblas de la duda” Papa Francisco.

Para poner en práctica estas disposiciones, en la Arquidiócesis ofreceremos la formación para los agentes de pastoral familiar y (Párrocos) Sacerdotes, Diáconos, Religiosos/as para llegar a las personas que necesitan ser escuchadas en materia de causas de nulidad matrimonial.Los tribunales están constituidos y serán coordinados por el Vicario Judicial.

Parroquias personales Sanitaria y Carcelaria

Como gestos concretos de misericordia, en respuesta concreta a dos Obras de misericordia corporales: “asistir a los enfermos” y “visitar a los presos” (MV, 15).  La Arquidiócesis organiza la erección de dos Parroquias Personales, conforme al Derecho (CIC, 518), con personalidad jurídica de propio derecho, cumpliendo las funciones de enseñar, santificar y regir con la cooperación de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos (CIC,519).

De este modo podremos atender mejor la pastoral de la salud ya que en la Arquidiócesis necesitamos realizar el cuidado de los enfermos en hospitales, sanatorios y centros de salud.

Igualmente, en la atención pastoral de la cárcel, bajo nuestro territorio arquidiocesano.

Invitamos a los agentes pastorales para ofrecerse a integrar, según el propio carisma bautismal o religioso, una de estas dos Parroquias Personales. El 11 de febrero será la inauguración de la Parroquia Personal Sanitaria “San Pío de Pietralcina”. Y el 18 del mismo mes, la inauguración de la Parroquia Personal Carcelaria “Virgen de la Merced”.

  1. La Catequesis de adultos deberá ser una de las mejores obras de misericordia que como Iglesia Católica, Madre y Maestra de la fe, debemos de ofrecer especialmente a los adultos.

En el contexto del año jubilar de la misericordia y según la hoja de ruta trazada en la EvangeliiGaudium, queremos destacarnos como servidores de la Palabra de Dios en la enseñanza de la Catequesis, desde nuestra opción por los adultos, los más abandonados de la fe y de la comunidad y a quienes debemos ofrecer la obra de misericordia espiritual “enseñar a quien no sabe”.

Sin duda, seguimos con la Catequesis de los niños, para la Primera Comunión, ya todos debemos de entrar en la Catequesis familiar, que es primariamente la atención a los padres de los niños, es una catequesis de adultos.

Quiero ser con ustedes el primer obediente a las indicaciones de nuestra amada Iglesia por voz del Papa Francisco. Esa señal de obediencia nos permitirá entrar en una etapa que ha tenido muchos nombres y desde hace rato, sintetizado por San Juan Pablo II con el nombre de la “nueva evangelización”, nueva en su ardor, en su método y en sus expresiones. A todos nos cuesta superar la rutina de cada día y de cada año. Le damos la razón a quienes dicen: “siempre hicimos así” y es siempre más fácil repetir que crear. Seamos creativos.

La Iniciación a la vida cristiana

La iniciación a la vida cristiana ha sido y lo sigue siendo la gran tarea de la Iglesia. Recibir el don de Dios en los nuevos hermanos que nacen a la fe cristiana es hoy más que nunca un desafío grandioso. Necesitamos de la “parresia”, de aquella fuerza convincente y decidida de los Apóstoles para anunciar hoy a Jesucristo, quien nos ofrece la Vida plena.

En primer lugar, debemos salir al encuentro con los no bautizados para ofrecerles el tesoro de la fe. Hemos comprobado la creciente cantidad de adultos (desde 7 años para arriba) que no tienen el bautismo, en cada Decanato.

Pero, actualmente, el mayor desafío es ayudar a los bautizados con poca o nula formación cristiana a hacer el “Catecumenado” propuesto por el RICA. Ellos también deben llegar a la madurez cristiana, por medio de una opción por Jesucristo, personal, libre y responsable.

Cuidemos, los Párrocos y sacerdotes, la formación de los Catequistas.

Les invito, ante todo, conformar en cada Parroquia la pastoral catequética de la Iniciación a la vida cristiana.

  • LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Las 7 obras de misericordia, corporales y las 7 espirituales nos ayuden a ser misericordiosos como el Padre. Inspirados y fortalecidos por la Palabra de Dios, animados por su Misericordia, hermanos con alegría y testimonio cristiano les exhorto a “adoptar” a una familia en situación de riesgo que se encuentran en los Bañados y  en los asentamientos. Acompañados de la Pastoral Social Arquidiocesana y de cada parroquia.

La Arquidiócesis debe ser modelo de Misericordia y la mayor obra de misericordia que debemos hacer con estas familias anegadas por la creciente del Río Paraguay es nuestra práctica de caridad (Amor en Acción). Podemos dar Soluciones.

Juntos, Iglesia, Municipalidad,empresase instituciones sociales  podemos dar un paso concreto de solidaridad.

Insto a cada familia,a cada comunidad religiosa,a cada escuela católica, con su comunidad educativa, a organizar acciones concretas hacia familias determinadas, elegidas por su situación extrema de pobreza. Sueño con que nuestra Iglesia dé una respuesta sencilla, concreta y fraterna a la realidad social que nos rodea y la que no podemos desconocer.

La concreta creatividad se verá reflejada en las condiciones dignas de asistencia a nuestros hermanos. Que el Padre rico en misericordia nos ayude a ser misericordiosos, por intercesión de Nuestra Señora de la Asunción.