Por Cristian Cantero

Semanario Encuentro


ENTREVISTA CON JULIÁN CARRÓN, AUTOR DEL LIBRO “LA BELLEZA DESARMADA”

  • El padre Julián Carrón visitó nuestro país en ocasión del lanzamiento de su libro “La belleza desarmada”.
  • El sacerdote español rescata experiencias donde el bien y el amor gratuito provocan cambios en la vida de las personas.
  • Una belleza “superficialmente estética, no es capaz de fascinar totalmente la vida”, aclara el doctor en Teología y responsable internacional del Movimiento Católico Comunión y Liberación.

“Desearía que cada uno pudiera tener la ocasión de encontrar algo que le sirva para vivir, levantarse por la mañana contentos y afrontar situaciones dramáticas…” afirma el sacerdote español Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, quien visitó nuestro país para el lanzamiento del libro de su autoría “La belleza desarmada”, en donde plantea la potencia que tiene la belleza de la fe para transformar y generar cambios en la vida de las personas. Con él conversamos para el Semanario Encuentro.

 

Sobre el título del libro ¿A qué viene el tema de la “belleza” y por qué “desarmada”?

La belleza como dice Santo Tomás, es el resplandor de la verdad y nada hay más atractivo para una persona que la belleza para poder suscitar el deseo, el interés, la curiosidad, el gusto del vivir, y desarmada, porque la belleza no necesita armas para atraer, cuanto más bella, cuanto más fascinante, cuanto más resplandeciente, menos armas necesitas. La belleza de la montaña no necesita ningún arma para que nos guste la montaña o la belleza de un rostro no necesita ningún arma, por eso, si no sucede el atractivo de una belleza, pues el cristianismo no se comunica.

 

¿Lo “bello” suele estar vinculado a un aspecto estético, más bien superficial, ¿cómo convertir este deseo de “belleza” en un ideal en las personas?

Depende mucho de qué tipo de belleza estamos hablando; generalmente es así, se trata de un aspecto estético desvinculado de la totalidad. Pero una belleza así, superficialmente estética, no es capaz de fascinar totalmente la vida. Es decir, no basta simplemente una bella cara para que uno desee compartir la vida con esa persona. Hace falta, como siempre decían los antiguos, que la belleza esté unida al bien, al bien que significa que esta persona, para poder vivir la verdad de la relación. Si la belleza, el bien y la verdad no están unidos, la belleza es superficial y no tiene la capacidad de fascinar.

 

¿Cómo reconocer esta belleza en medio de tantas circunstancias que contradicen este aspecto que usted menciona?

Este es el gran atractivo que Jesús ha puesto en la historia. ¿Por qué le buscaban? ¿Por qué hasta los pecadores de aquel tiempo, lo buscaban? Porqué sentían el deseo de estar con él, porque ahí encontraban un tipo de relación (humana) donde podían ser ellos mismos, donde podían ser abrazados, donde podrían comenzar de nuevo la vida, a pesar de los errores que habían hecho, y esto sucede cuando uno encuentra a alguien que ya no quiere perder; es ahí donde se ve de qué tipo de belleza está hablando esa persona. No basta cualquier tipo de belleza superficial, hace falta algo ‘que mueva el fondo del corazón’, como decía San Agustín.

 

Es una experiencia personal…

Cada uno de nosotros puede reconocer esta belleza, este atractivo. ¿Qué es lo que a uno le mueve verdaderamente en lo más íntimo? ¿Cuándo fue la última vez que uno se sintió verdaderamente atraído por alguien, que no fuera sólo epidérmico? ¿Existe algo por lo que uno pueda decir esto no me lo quiero perder? Como me decía una persona: ‘esto que he encontrado –a algunos cristianos que viven la fe de un cierto modo- esto no lo quiero perder’. ¿Qué es lo que se encuentra para que uno diga algo así?, ¿Qué tipo de intensidad da a la vida encontrar algo así?

 

En otras presentaciones afirmó que el diálogo es “condición para la relación con el otro, sea quien sea, sea como sea” ¿Cómo debe entenderse esta frase?

Las presentaciones de este libro me han dado la ocasión de encontrar a personas muy diferentes, ideológicamente o con posiciones totalmente lejanas de las que yo pueda defender en el libro. En cambio, me ha sorprendido mucho cómo una belleza desarmada, cuando se plantea el cristianismo como tal, tantas personas lejanas del cristianismo, pueden sentirse atraídas. He presentado con comunistas, con nacionalistas catalanes, con agnósticos, con profesores, periodistas y me sorprende que cuando encuentran una cosa así tengan interés. Por ejemplo, cuando oía a esta periodista catalana (Pilar Rahola) explicar cómo (leyendo el libro)  la había entusiasmado percibir un cristianismo así; incluso me dijo: ‘ya me has abrazado con tu libro’. O sea, esto es el inicio de un diálogo que tantas veces continúa con las personas que encuentro, aunque tengan puntos de partida distantes, desde el punto de vista cultural o ideológico.

 

Vivimos en una sociedad muy dividida por las posiciones políticas, ideológicas cada vez más radicalizadas ¿Cómo proponer esa belleza en medio de todo esto?

Todos esos son síntomas de que no basta una repetición de la verdad en abstracto, hace falta empezar a poner delante un tipo de vida que pueda atraer, sino, no se comunicará. También en tiempos de Jesús los mismos discípulos decían cuando le oyeron hablar de la indisolubilidad del matrimonio que era mejor no casarse, y eran los discípulos no los ateos. Por tanto, Jesús ha empezado poniendo adelante un atractivo, uno que, con el tiempo, viviendo en su compañía, ha permitido (a los discípulos) una intensidad de vida tal que todos querían que aquello permaneciera para siempre. Por eso, Jesús ha hecho la promesa más grande a una persona que ama, que si le deja entrar, Él puede llevar la vida a una plenitud tal que nosotros no podemos ni siquiera soñar.

 

En Paraguay, el cristianismo, y la Iglesia Católica en particular, sigue siendo vista como la religión del poder, ¿cómo debería ser la relación Iglesia-Estado?

Creo que el principio evangélico es muy claro: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Desde entonces, el cristianismo ha desmitificado el poder del Estado y ha reclamado la libertad para él (el Estado) y para la Iglesia. La Iglesia y el Estado pueden convivir en la medida en que se reconozca su propia autonomía. La Iglesia, siendo tal, contribuyendo a la generación del Estado, sin inmiscuirse en sus  asuntos propios; y, al mismo tiempo, el Estado, podrá tener una aliada en la Iglesia, no porque le dé alguna ventaja en particular sino porque la Iglesia, con la generación de los ciudadanos o la educación, está contribuyendo a formas personas que pueden después vivir la democracia, contribuir con la paz, la armonía, la colaboración entre todos, el diálogo en un momento en que los muros se alzan cada vez más.

 

En los últimos tiempos, la Iglesia ha sido golpeada por los escándalos y las acusaciones de encubrimiento. Muchos ven esto como una de las causas por las que algunos fieles se han alejado de la fe. ¿Qué opina al respecto?

Evidentemente, el escándalo siempre hace mal. El mal hace mal y, por tanto, es una desgracia que sucedan estas cosas. Pero al mismo tiempo, estas cosas ayudan a profundizar la naturaleza del cristianismo. El cristianismo no es sólo lo que somos capaces de hacer, sino la presencia de Cristo que constantemente regenera nuestra vida. Pero esto no significa ninguna connivencia con el mal, significa reconocer que la Iglesia puede ser un lugar donde la persona se regenera y puede volver a arrepentirse, volver a empezar, porque siempre hay una oportunidad para todos. Entender que existe un lugar humano donde nosotros, que tenemos límites, defectos y nos equivocamos constantemente, también podemos hacer un camino. Me parece que esto es una contribución hoy en medio de un radicalismo de una parte o de otra que hace que se haga cada vez más sofocante y asfixiante la situación.

 

Sabemos de su cercanía con el Papa Francisco ¿Qué aspectos resaltaría de su pontificado para nuestro tiempo?

Siempre me ha llamado la atención que el Papa Francisco tiene una capacidad de comunicar en un modo sencillo y simple, a través de ciertos gestos y de ciertas palabras que entienden todos y que llegan a las personas. Esto me hace recordar muchas de las cosas que leemos en el Evangelio, donde con palabras sencillas y gestos al alcance de todos, Jesús llegaba a las personas y les atraía. La gente deseaba participar de aquello y a mí me parece que esta es la gran contribución del Papa Francisco en este momento de la vida de la Iglesia. A veces nos complicamos y él nos desarma con su sencillez y con sus gestos que le hacen cercano a la vida de las personas, y al mismo tiempo, pone delante una modalidad de ser cristianos que tiene un atractivo incluso para personas no cristianas.

 

DERRUMBE DE VALORES UNIVERSALES

En una parte de su libro usted menciona el ocaso de la Ilustración, como aquella corriente en la que la razón era el centro del universo humano, ¿Tiene esto relación con el cambio de época y cuál sería su implicancia en el mundo de hoy?

A mí me ayudó mucho a entender lo que estaba sucediendo leyendo una vez a Benedicto XVI quien decía que la ilustración en realidad lo que había intentado salvar -cuando empezaron las luchas entre las confesiones religiosas- eran aquellos elementos comunes que el cristianismo había traído como el valor de la persona, el valor de la libertad y del trabajo; es decir, todas estas cosas que había aportado el cristianismo querían ser salvadas y ellos pensaron que podían salvarse simplemente por el hecho de que ya las habíamos conocido por el cristianismo. En cambio, lo que ha mostrado estos siglos es que sólo eso no ha sido suficiente para que permanecieran, y ahora vemos que el valor de la persona puede ser puesto en discusión, en tantas ocasiones, o que no queremos la libertad, porque construimos muros, o porque en otro momento no nos interesa otra cosa que imponer nuestra opinión violentamente sobre la de los demás. Todas estas cosas que en un momento concreto eran como el patrimonio común, empezamos a ver que se resquebrajan y esto es lo que el Papa Benedicto XVI llama el derrumbe de ciertas cosas que eran evidentes antes y que ahora ya no.

 

Y esto tiene su fuerte implicancia…

En efecto. Vemos que nos cuesta trabajo hablar con nuestros vecinos o con nuestros conciudadanos o nuestros hijos, o los profesores con los estudiantes, por el hecho de que en tantas ocasiones ya no se llega a establecer un mínimo común denominador.

En algunos sitios, por ejemplo en EEUU, me hablaban recientemente que quieren crear espacios protegidos donde ninguno ‘moleste al otro’, donde no se interfiera con sus opiniones porque esto les pone en crisis. Pues será entonces cada vez más difícil vivir juntos. Este es un problema no sólo del cristianismo, es un problema de la sociedad. Veremos quién es capaz de ofrecer respuestas para que podamos seguir viviendo juntos, sino se radicalizarán cada vez más las posiciones y el perjuicio será como siempre para los más débiles.

EL PROBLEMA ES DEL ADULTO QUE EDUCA

Hablando de muros, la preocupación de muchos padres y adultos es cómo entrar en sintonía con los jóvenes, en medio de tanta tecnología y bombardeo de los medios de comunicación.

Pues este es el gran desafío que tienen los padres, los educadores, los sacerdotes, la Iglesia, los políticos, las asociaciones culturales, etc. Qué podemos ofrecer como experiencia de vida que nosotros hayamos podido realizar para que nuestros hijos puedan interesarse o para que los estudiantes puedan ser atraídos, para que puedan interesarse a algo más de lo que les viene instintivamente en ganas. Este es el gran desafío. El problema de la educación es el problema del adulto, porque si el adulto no tiene algo bueno que ofrecer o que sea suficientemente interesante para a atraer, es un problema. Me contaba un profesor de economía que había organizado un curso seminario sobre la economía en la Edad Media. Y la sorpresa que fue que algunos que eran muy lejanos de la fe, viendo lo que había pasado, tuvieron curiosidad. Como fue el caso del novio de una de las chicas que participó del curso que se había dado cuenta que ella había cambiado mucho, y eso le despertó la curiosidad al punto que quedó con ganas de conocer el lugar donde había sucedido eso. Esto puede ocurrir ahora, en medio del derrumbe de tantas evidencias, porque nada puede impedir que uno se enamore, como nada puede impedir que uno se encuentre alguien en la vida que le pueda despertar una novedad tal -como fue este caso-, que hasta el novio que no había participado se interesó por aquello, porque ha visto cuanto es mejor tener a su novia nueva, resplandeciente, contenta. Y esta es la única forma de poder comunicar algo que tenga interés a nuestros hijos o a nuestros jóvenes. Este es un problema que tiene la sociedad, todos lo tenemos. En realidad, la razón de escribir el libro La belleza desarmada, es porque pienso que el cristianismo, si es vivido en su verdadera naturaleza, puede ofrecer verdaderamente una gran oportunidad, puede dar una contribución de primer nivel para responder a estos desafíos.

 

ALGO QUE SIRVA PARA ESTAR CONTENTOS

El movimiento Comunión y Liberación tiene una presencia de más de 30 años en Paraguay, pero mucha gente no lo conoce, aunque sí las obras nacidas a través de personas que viven la experiencia, como la Fundación San Rafael, con el padre Aldo Trento, o el Banco de Alimentos, es decir, los frutos de este carisma.

Es así porque nosotros queremos vivir la fe en un modo que genere personas adultas que puedan hacer y expresar en la vida social, eclesial, cultural o política, la novedad que nace de esta experiencia. Y a veces se conoce más el movimiento por estas expresiones que por la vida misma del movimiento. De dónde nace el Banco de Alimentos, de dónde nace una escuela así o de dónde nace una obra como la del padre Aldo, pues nace de una experiencia de vida cristiana que ha fascinado a muchas personas y que continúa fascinando. Cuando uno lo ve, no puede menos que preguntarse por el origen, y el origen es la gracia que nosotros hemos tenido en encontrar una experiencia cristiana como el Movimiento Comunión y Liberación ofrece.

¿Un mensaje para los que quieren conocer más acerca de esta experiencia?

Simplemente desearía que cada uno pudiera tener la ocasión de encontrar algo que le sirva para vivir, que le sirva para levantarse por la mañana contentos, para afrontar las situaciones dramáticas o los desafíos que cada uno tiene por delante y, para eso, la única cosa es estar atento porque en la realidad de la vida, existen realidades como la nuestra o como otras que pueden ofrecer una respuesta a lo que estamos buscando.