Según documentos del siglo XIII, el Apóstol Santiago, El Mayor, hermano de San Juan, viajó a España a predicar el evangelio (año 40 d.C.), y una noche la Virgen María se le apareció en un pilar.

La Virgen le habló al Apóstol pidiéndole que se le edificase ahí una iglesia con el altar en derredor al pilar y expresó: “Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda”.

Luego de la aparición, Santiago junto a sus discípulos comenzaron a construir una capilla en donde se encontraba la columna, dándole el nombre de “Santa María del Pilar”. Este fue el primer templo del mundo dedicado a la Virgen.

María permanece en la Iglesia, como la columna de fe que ayuda a sus hijos a vivirla.