En la fecha, la Iglesia conmemora la fiesta de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir.

Su vida está enmarcada en el siglo IV, en tiempos del imperio de Majencio. Se la presenta como una joven perteneciente a una familia noble de Alejandría y de gran inteligencia. Versada en conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza.

Dotada de aguda sabiduría y fortaleza de ánimo. Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio.

Su cuerpo descansa en el célebre cenobio del monte Sinaí, donde recibe piadosa veneración.