Aquí compartimos la magistral entonación del Himno del Te Deum por la Schola Cantorum de la Arquidiócesis de Asunción, bajo la Dirección del Maestro Enrique Alfonso.

El Te Deum es la oración de acción de gracias de la Iglesia Católica por la patria.

 

A continuación ompartimos la homilía del Arzobispo Metropolitano, Monseñor Edmundo Valenzuela que dio el sábado 14 de mayo durante la solemne celebración del TE DEUM en la Catedral Metropolitana.

Aniversario Independencia Nacional  14.05.2016

Agradecimiento a Dios por la Patria.

En esta Catedral de Asunción, la Liturgia nos recuerda la historia de nuestros Padres: sus héroes conocidos o ignorados, sus familias y sus hazañas de bien, de verdad, de fe, de cultura. Esos son los motivos para la alabanza a Dios. A nosotros nos toca hoy continuar esta alabanza, mediante la escucha de la Palabra de Dios sembrada y fructificada en la historia patria, entonando el perenne himno del Te Deum, a Ti Dios, Padre Omnipotente y misericordioso, nuestra gratitud, la alabanza, el honor por los siglos.

Asumimos los gozos y las esperanzas, las penas y sufrimientos de nuestro pueblo. Mientras nos arrepentimos por nuestros pecados y egoísmos que nos producen penas y sufrimientos, agradecemos a Dios por todo lo bueno, bello y verdadero que como Pueblo hemos construido y son motivos de gozos y esperanzas. Ciertamente por eso celebramos el Te Deum, por quienes aman la Patria y la construyen como Nación libre y soberana. ¡Qué preciosa es una sociedad unida en la fe y el amor que engendran diariamente justicia y paz!

La reciente Visita del Papa Francisco y la Conmemoración del Bicentenario arrojan luces sobre nuestras realidades. Estamos siempre en camino a la felicidad a la que toda persona y toda Nación están llamadas por Dios y explicitadas por Jesús, el Hijo de Dios en las Bienaventuranzas. Nada de lo que es humano escapa a la Iglesia, quien como Pueblo de Dios acompaña a la sociedad civil ofreciéndole la Buena Nueva de la Salvación, aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida. Esta tarea de evangelización de la Iglesia la hace presente al mundo para reorientar todo en Cristo, plenitud de Vida.

Promover y defender la paz: Estos tiempos nos exigen una lectura comprensiva de las tendencias culturales, sociales, políticas y económicas, que tienen como base los valores patrios y van camino a los cielos nuevos y nueva tierra, como nos lo dijeran mis predecesores y otros obispos, Mons. Cuquejo, Mons. Rolón.  Mons. Bogarín Argaña. Es necesario pues,  unir esfuerzos creativos como Nación, de todos los sectores de la sociedad para defender la paz. Estamos todos en un mismo barco, cuidemos que no se agujeree pues nos hundiremos juntos. Solucionemos juntos a tiempo y con sabiduría las adversidades que puedan poner en peligro la paz pública.

¿Con qué criterios y pautas de conducta hemos de progresar?

La primera oferta de la Iglesia es el Amor de Dios y el amor al semejante. Necesitamos que ese amor, permee en las familias, en las instituciones, en la Nación y en el Estado Paraguayo. Nadie puede estar ajeno a ese amor. Hay que difundirlo, protegerlo, fomentarlo. Una tarea gigantesca que hace de la comunidad humana una comunidad fraterna, solidaria, respetuosa de los demás, justa, ecuánime y creativa.

La libertad, es otro don del amor de Dios y se orienta al amor. Por amor, el hombre y la mujer libres, construyen la familia y la sociedad. Esto es definitivo: la libertad sin amor se desorienta y el amor sin libertad no es responsable. Pero, la tentación al mal, al egoísmo, es una realidad humana indiscutible. Aceptar esta tentación y convertirla en estilo de vida es el lenguaje del libertinaje, del desorden. Sus consecuencias son la inmoralidad, la dictadura de unos sobre otros, o el desorden social, la violencia y el caos social. Ya no valen principios ni leyes ni autoridades. Debemos recuperar el valor de la libertad al servicio de la República y de la Democracia.

Ante los males de la indiferencia hemos de acrecentar la responsabilidad social, típica de nuestra cultura paraguaya, con gestos cristianos y programas solidarios (Oñondivepa, Fe y Alegría, Jopoi, Dequeni, las campañas de solidaridad de Pastoral Social, y en épocas pasadas las Ligas Agrarias y la Acción Católica.

En el año jubilar de la Misericordia, la mejor oferta educativa de amor al semejante es el diálogo sin condiciones ni intereses basados en prejuicios,  sino solamente en el bien común y la dignidad de toda persona. Un diálogo constructivo, paciente, y eficaz para afrontar los conflictos surgidos por el mal uso de la libertad y por la ausencia del amor. Dejemos que la misericordia de Dios rehaga desde dentro nuestra sed de justicia y de verdad, sane las heridas y restaure las fuerzas de todo el cuerpo social.

Necesitamos desde hace mucho tiempo establecer espacio y tiempo a un Gran Consenso Nacional mediante la reflexión crítica ante nuestra realidad. La  misión de las altas Autoridades Nacionales está orientada al desarrollo y a la solución de los grandes problemas que acarreamos. Todos podemos aportar, todos somos responsables y necesarios. Nuestra oración de hoy tiene como finalidad pedir a Dios que nos ilumine para llegar a soluciones adecuadas a las necesidades de nuestra historia.

Creemos que las enseñanzas del Papa Francisco deben ser puestas en vigencia, en pos de desarrollar toda la sabiduría y la escuela que nos ha dejado.

¿Cuáles aspectos más urgentes?

Por su extrema importancia, y ante la cercanía de cumplir el plazo para la “revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú”, 2023, es urgente comenzar a preparar, cuanto antes, el equipo y los estudios necesarios para participar con éxito en las negociaciones que vendrán con el Brasil, procurando obtener los mejores beneficios posibles para el Paraguay. Asi mismo, la revision del tratado de Yacyreta, debe ser transparente, e integrar a las mejores mentes paraguayas, como lo fue en la guerra del Chaco.

Al tomar conciencia de la riqueza del país, no debería haber pobres. La lógica del compartir y de la solidaridad posibilitará corregir su ruta y orientarla hacia un futuro desarrollo equitativo y sostenible.

Las Hidroeléctricas, la producción agro-ganadera,  el sistema tributario mejorado, la vuelta a la agricultura familiar son más que suficientes para la justa distribución de las riquezas. Nos exigirá transparencia y honestidad, mejora del sistema judicial, mejora del gasto público de toda administración.  Todos y cada uno está llamado a combatir la pobreza, la corrupción y la impunidad.

Hemos de insistir: no a la violencia, no a la corrupción, no a la impunidad. Sí a la cultura del encuentro, sí a la vida y familia, sí a la dignidad de toda persona. Hace falta rever y transformar el sistema socio-económico-político, para que sea posible la cultura de la vida, de la justicia y de la paz. Podremos alcanzar un nuevo paradigma de desarrollo sustentable cuando se busque el equilibrio entre la agricultura, la industria y los servicios: a nadie faltará el pan y el trabajo, el agua y el aire y los demás recursos primarios. Éstos sean preservados como bienes universales (Cáritas in veritate, 27), mediante una clara conciencia ética a la altura de los más nobles objetivos y desafíos del tiempo actual.

Soñamos que sobrevendrían la promoción del bienestar de las familias campesinas e indígenas y el cuidado de las nuevas generaciones. ¡Qué bueno es que las familias campesinas vuelvan a dedicarse a la empresa agrícola, al mediano y pequeño emprendimiento familiar con programas de asesoramiento y con el soporte técnico-financiero correspondiente!.

Recordamos la enseñanza de Jesús: el mejor modo de utilizar el dinero y las riquezas materiales es compartirlos con los pobres, granjeándose así su amistad con vistas al reino de los cielos.

El Papa Francisco nos recordaba al respecto (ángelus 27/set/2007). “A escala mundial se confrontan dos lógicas económicas: la lógica del lucro y la de la distribución equitativa de los bienes, que no están en contradicción entre sí, con tal de que su relación esté bien ordenada (…) La emergencia del hambre y la de la ecología muestran cada vez con más evidencia que cuando predomina la lógica del lucro aumenta la desproporción entre ricos y pobres y una dañosa explotación de la tierra”.

La opción decidida por la educación y la salud, daría un importante oxígeno a la economía, antes que el aumento de una pesada burocracia. Mejoradas las Instituciones Educativas en todos sus niveles, la competencia y excelencia profesional de los Docentes, la formación de los jóvenes, el cuidado de las familias y de la ecología, con la ayuda de los Medios de Comunicación Social, mantendremos los valores humanos y culturales que hacen la identidad de nuestra Nación en la justicia y la paz.

La tutela de los bienes materiales y espirituales pasa por las elecciones de las personas, las familias y de las administraciones locales. Resulta indispensable un cambio de mentalidad afectivo y comunicacional que nos lleve a adoptar nuevos estilos de vida y de relacionamiento.

Entonces, cultivemos así un verdadero humanismo llamado ecología humana, en defensa de la vida, de los pobres, del medio ambiente que respondan no sólo a una necesidad personal y familiar, sino también a una necesidad global y transcendente. Que respondan a una sensibilidad concreta por el bien común, y transmitan confianza y esperanza en un mañana mejor.

Al dar gracias por un aniversario más de vida independiente, al Señor y Maestro de nuestras vidas y, a la Virgen de la Asunción que acompañó la gesta de mayo, hacemos votos por un promisorio y fructífero trabajo en pos de una Nación digna, en paz y abierta a la esperanza.

+ Edmundo Valenzuela, sdb

Arzobispo Metropolitano