Un anillo en el dedo simboliza la opción de más de un centenar de jóvenes que se comprometieron ayer a vivir en virginidad hasta el casamiento. Dijeron que es un estilo de vida del que no hay que avergonzarse.

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Vírgenes y castos en extinción se comprometieron a remar contra corriente y llegar puros al altar, aunque dijeron que este estilo de vida, valorado en otros tiempos, hoy no está de moda para gran parte del mundo. Con una flor en las manos y un Niño Jesús en andas, los 120 jóvenes de Luque, Caballero y Tebicuary ingresaron al pequeño templo octogonal del campamento Divino Niño Jesús de Atyrá.

Antes de prometer no caer en la tentación, en fila, entre cuchicheos, lágrimas y temblores, varios confesaron ayer estar nerviosos como los novios antes del sí quiero. Monseñor Zacarías Martínez, el impulsor de esta inédita ceremonia que puso fin a 9 meses de formación, arribó al ritmo de aplausos y vítores con los que padres y familiares expresaron su agradecimiento.

La virginidad no tiene edad. Es un estilo de vida, manifestaron los jóvenes Liliana Rotela (17 años) y Andrés Giménez (18 años), que se conocieron en el curso y hace 7 meses son novios. “Hicimos esta promesa porque queremos llegar vírgenes al altar. Es algo que parece raro ahora que se perdió el respeto que había antes”.

Después de prometer no caer en la tentación, cada uno recibió un anillo. Los aplausos se intensificaron cuando pasaron por las alianzas los vírgenes veteranos de 25 y más años. Monseñor acercaba sus labios a las frentes puras sin mancha de pecado original y una monja los abrazaba para darles aliento. Hubo matrimonios que volvieron a comprometerse, incluso religiosas que aprovecharon el domingo para fortalecer su promesa de virginidad durante la ceremonia.

Con los ojos rojos, Miriam Aguayo dijo que nunca pensó que su hijo Derlis Silva, de 13 años, pudiera optar por este camino. “Yo no sabía de qué se trataba esto, cuando me dijo que se uniría a este movimiento le dije ‘si estás seguro, andate’. Ahora vinimos en familia para apoyarle”. Así como los Silva Aguayo, otros familiares y amigos alquilaron buses para asistir a la ceremonia.

Monseñor Zacarías no titubeó al responder por qué cree que ahora antes del casamiento ya se tienen relaciones sexuales: “Ahí hay relativismo moral, por eso hemos creado esto y por lo menos va creando conciencia”.

El vicario del Norte dijo que esto es importante porque el cuerpo es templo del Espíritu Santo y que conservar este estado es lo normal para la persona bautizada. La palabra tentación se repitió en la homilía. La advertencia de Zacarías retumbó en el templo estilo corral: “Ustedes van a ser más tentados que cualquier otro joven; si no rezan, será difícil. Esta noche ya pueden pecar, tirar su anillo. Dios quiera que nunca pase esto”.

Fuente: Diario Última Hora – Luján Román

Breve Reseña

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La idea nació en el 2012, en el Día del Divino Niño. “Me levanté y tuve la inspiración como un don de Dios de proponer este desafío a los jóvenes. En la primera misa de la mañana les lancé la idea y tuvo buena aceptación.  Mucha gente que lleva una vida promiscua, viendo a estos jóvenes se anima a vivir la castidad. Es una obra de Dios”, indicó mons. Zacarías Martínez.

Los integrantes de VICAJEMA, cuyas reuniones se iniciaron en mayo de 2013, se comprometieron en septiembre del mismo año ante Dios, en una eucaristía, para vivir la virginidad y castidad con ayuda de Jesús y de María. De esa manera, con la imposición de un anillo como signo, iniciaron su lucha contracorriente, de vivir lo que dice el Evangelio, de amar de manera transparente y pura.

 “Esto es vivir el bautismo, donde el cuerpo es templo del Espíritu Santo. La idea es que esta virtud de la castidad genere otra virtud. Porque de qué sirve ser virgen y la persona roba, se emborracha o miente. Como san Francisco entregó la pobreza, los jóvenes entregaron su virginidad a Dios”, agregó mons. Martínez.

Los chicos se reúnen una vez al mes, y cada encuentro se inicia con la misa. Cada grupo tiene su núcleo, el cual se divide por edades: de 12 a 14 años, de 15 a 17, de 18 a 25 y desde 26 en adelante, y están asesorados por dos matrimonios, una religiosa, dos docentes solteras y un sacerdote.

 Vergüenza

Mons. Martínez recordó que los primeros jóvenes llegaron con mucha vergüenza. Sobre todo los varones, porque “un varón virgen es motivo de burla pero luego se rompió esa vergüenza, pero si hubo muchos ataques, burlas y desprecios. Como dice la lectura ‘Vamos como corderos en medio de lobos’”, advirtió.

 Respuesta

Esta iniciativa generó una rápida respuesta de los jóvenes. Es así que según comentó mons. Zacarías,  le llegan pedidos para llevar la experiencia a ciudades del interior e inclusive a Venezuela. Pero no quiere hacerlo sin antes presentar el estatuto del grupo y que este sea aprobado por el Arzobispado. Aunque, según adelantó, la propuesta ya tiene aceptación de las autoridades eclesiales, pero de manera verbal.

Vivir la experiencia en otras parroquias

Para quienes quieran llevar la iniciativa a sus parroquias pueden hacerlo comunicándose con el mons. Zacarías Martínez al 0961 604742 o escribir al email mzm1942@gmail.com

 

Fuente: Portal digital www.infocatolicos.com