Como todos nosotros, a ser fermento de la Palabra de Dios para que las personas se sientan escuchadas, perdonadas, amadas, animadas a vivir el Evangelio (E.G. 114 Y 127)
Contamos con seminaristas que realizan un salto de fe e invierten grandes cantidades de tiempo, talento y su propio tesoro para responder al llamado de Dios.
Invertimos cerca de 16.000.000 millones por la formación de cada futuro sacerdote al año, por lo que apelamos a su gesto de solidaridad.