S.E.R. Cardenal Adalberto Martínez Flores
“Estoy volviendo a mi casa. En efecto, en esta Arquidiócesis he sido recibido e incardinado por el querido Mons. Felipe Santiago Benítez Ávalos allá por el 1994, entonces Arzobispo de Asunción, de feliz memoria, habiendo compartido el ministerio presbiteral en esta jurisdicción por unos años, junto con mis hermanos del Clero Arquidiocesano, hasta recibir la consagración episcopal como auxiliar de la arquidiócesis”. Conferencia de Prensa de la CEP, 17 de febrero del 2022
Biografía
Su Eminencia Cardenal Adalberto Martínez Flores, Arzobispo Metropolitano de la Santísima Asunción, nació en Asunción el 8 de julio de 1951, tiene 71 años de edad.
Ordenado presbítero el 24 de agosto de 1985 para la Diócesis de “St. Thomas” en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, tiene 37 años de sacerdocio.
Consagrado Obispo titular de Tatilti, como Auxiliar para la Arquidiócesis de la “Santísima Asunción” el 8 de noviembre de 1997; trasladado a las Diócesis de “San Lorenzo” el 18 de mayo de 2000; de “San Pedro” el 19 de febrero de 2007; al “Obispado de las FF.AA. y la Policía Nacional” el 14 de marzo de 2012; a “Villarrica del Espíritu Santo” el 23 de junio de 2018. El próximo 8 de noviembre de 2022, cumplirá 25 años de ordenación episcopal.
El 17 de febrero de 2022, Su Santidad, el Papa Francisco, lo nombra Arzobispo Metropolitano de Asunción, tomando posesión el 6 de marzo de 2022.
El 29 de mayo de 2022, en la Solemnidad de la Ascensión el Señor, el Santo Padre anuncia su elección como Cardenal de la Iglesia Católica.
El 27 de agosto de 2022, es creado Cardenal por Su Santidad, el Papa Francisco, en el Consistorio Ordinario Público realizado en la Plaza de San Pedro.
Estudios
1957-1970: Grados primarios y secundarios en Coronel Oviedo y en Asunción.
1970-1977: Estudios Universitarios de Economía en la Universidad Nacional de Asunción y de Filosofía en Washington D.C.
1977-1981: Estudios Teológicos en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma.
Ministerio Pastoral
11981-1984: Coordinador de la formación de seminaristas y sacerdotes tanto en Roma como en Buenos Aires.
1984-1985: Servicio pastoral y diaconal en la Diócesis de “St. Thomas” en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, cuyo Obispo era Mons. Sean Patrick O’Malley, O.F.M. Cap., hoy Cardenal, Arzobispo de Boston.
1985-1994: Ordenado Sacerdote para la Diócesis de “St Thomas” en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos el 24 de agosto de 1985, en la Parroquia “La Piedad” en Asunción, de manos de Mons. O’Malley, ejerció el ministerio sacerdotal en la Isla “Saint Croix” y luego en “Saint Thomas”.
1994-1997: De regreso de la Diócesis de “St. Thomas” en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos en 1994, fue incardinado en la Arquidiócesis de la “Santísima Asunción” por el Arzobispo de Asunción, Mons. Felipe Santiago Benítez Ávalos, como Vicario Parroquial y luego Cura Párroco de la Parroquia de los “Sagrados Corazones de Jesús y María” en Asunción.
Ministerio Episcopal
1997-2000: Ordenado Obispo titular de Tatilti, como Auxiliar para la Arquidiócesis de la “Santísima Asunción” el 8 de noviembre de 1997.
2000-2007: El 18 de mayo de 2000 fue nombrado Obispo de la neo-erigida Diócesis de “San Lorenzo”.
2007-2012: El 19 de febrero de 2007 fue nombrado Obispo de la Diócesis de “San Pedro”.
2012-2018: El 14 de marzo de 2012 fue trasladado al “Obispado de las FF.AA. y la Policía Nacional”.
2018-2022: El 23 de junio de 2018 fue nombrado Obispo de la Diócesis de “Villarrica del Espíritu Santo” y Administrador Apostólico del “Obispado de las FF.AA. y la Policía Nacional”.
2022 – …: El 17 de febrero de 2022, ha sido nombrado Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de la “Santísima Asunción”, manteniendo el cargo de Administrador Apostólico del “Obispado de las FF.AA. y la Policía Nacional”.
Responsabilidades en la Conferencia Episcopal Paraguaya
1997-2007: Responsable de la Coordinación Nacional de la Pastoral de Juventud.
2002: Impulsa la fundación del Instituto de Pastoral de Juventud de la CEP
2005: Delegado de la CEP ante el Sínodo de los Obispos en su XI Asamblea Plenaria, realizada en la Ciudad del Vaticano sobre el tema “La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”,
2007-2018: Responsable de la Coordinación Nacional de Pastoral de la Comunicación.
2005-2011: Secretario General de la “Conferencia Episcopal Paraguaya” (CEP), primero y segundo trienio. Delegado de la CEP ante el CELAM.
2011-2015: Secretario General por tercer trienio, extendido por un año, en ocasión de la Visita Apostólica del Santo Padre en Paraguay en el 2015. En el mismo periodo, fue delegado de la CEP ante el CELAM. Fue vice Coordinador para la Visita Papal y Responsable del Área de Comunicación.
2015-2018: Obispo responsable de la Pastoral de Laicos, Educación y Ecumenismo.
2018-2021: Presidente de la ‘Conferencia Episcopal Paraguaya’ (CEP).
2019- …: Presidente de la Comisión Episcopal para la Prevención de Abusos a Menores y Adultos Vulnerables.
2021- …: El 5 de noviembre de 2021 ha sido reelegido como Presidente de la “CEP” por el trienio 2021-2024.
Responsabilidades en el “CELAM”
2003-2007: Obispo Responsable de la Sección Juventud.
2011-2015: Presidente del Departamento de Comunicación y Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano.
El escudo Cardenalicio
Explicación catequética de la adaptación del escudo de armas del Cardenal Adalberto Martínez Flores, Arzobispo de la Santísima Asunción, en su misión de Cardenal de la Iglesia.
Los elementos originales del escudo episcopal de Monseñor Adalberto no han sido alterados, sino que se han añadido algunos símbolos propios de la dignidad cardenalicia.
Lema episcopal
Por debajo del escudo aparece la divisa con el lema personal del Arzobispo: «Que todos sean uno» (Jn 17,21).
La víspera del sacrificio de la Cruz, Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en Él, para que sean uno como Él y el Padre son uno.
ELEMENTOS DEL ESCUDO CENTRAL
- La Cruz
En el centro del escudo hay una cruz cuyos extremos se abren como pétalos que hablan de la fecundidad del Árbol de la Salvación.
El mismo Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la Justicia; «con cuyas heridas habéis sido curados» (1P 2,24).
En el centro de la cruz se halla insertado un diamante, que representa al Crucificado. El apóstol Pablo nos dice: «Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; fuerza de Dios y sabidurías de Dios» (1Cor 1, 21–25). Cristo crucificado es la diadema de la fuerza y sabiduría de Dios.
- Los colores de fondo
Como trasfondo del escudo, la explosión de los siete colores del arco iris. Estos colores forman parte de los estatutos canónicos de los Focolares, reconocidos por la Iglesia como «aspectos concretos de la Obra».
Nacidos de una intuición mística de Chiara Lubich, los siete colores resumen y representan siete facetas de la caridad, alrededor de las cuales se articula el movimiento de los Focolares.
Cada color tiene su fuente en la Palabra de Dios. Chiara Lubich compara el amor con la luz que, al pasar a través de una gota de agua, nos permite admirar los colores del arcoíris. Así como el arcoíris es rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, así la vida de Jesús en nosotros, el Amor, se expresa de varias maneras.
- Rojo: el amor obra la comunión
«Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura». (Mt 6,33)
El color rojo se relaciona con el dinero, el trabajo, la solidaridad. El amor produce la comunión. Es decir, nos empuja a compartir lo que poseemos, tanto los bienes espirituales como los materiales. El rojo considera el trabajo como una participación en la construcción de la sociedad, generación de bienes para ponerlos al servicio del prójimo.
- Naranja: el amor se irradia
«Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!». (Lc 12,49).
El color naranja llama al testimonio y al resplandor. Jesús en nosotros, el Amor, sería irradiación de amor. Se caracteriza por el amor recíproco como primer apostolado que genera un pueblo nuevo. El naranja también se presenta en la evangelización y la apertura al otro.
- Amarillo: el amor eleva el alma
«Una sola cosa es necesaria». (Lc 10,42)
Este versículo hace referencia a la visita de Jesús a Marta y María. Lo único necesario es escuchar la Palabra. Este tercer aspecto evoca la espiritualidad y la vida de oración, la comunión con Dios y con el prójimo. El amarillo reconoce el amor al hermano como camino directo hacia la santidad, devuelve su valor al sufrimiento como unión con Jesús crucificado y abandonado. Incluye la oración, la meditación, los sacramentos, pero también se expresa en la ética y el compromiso responsable en el ámbito vital.
- Verde: el amor sana
«Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos». (Mt 18,20)
Jesús, el Amor en nuestros corazones, es nuestra salud.
Esto incluye la salud espiritual, pero también la salud física y mental. El verde atiende a todo lo que promueve la salud del cuerpo: el clima de amor entre todos, la calidad de las relaciones interpersonales, pero también el descanso, la relajación, la comida, el deporte. También incluye la enfermedad, la muerte, el cuidado de los enfermos, la resurrección, la relación de amor que continúa con los difuntos. El verde comprende la ecología como garante de la vida de la humanidad y del planeta.
- Azul: el amor reúne a las personas
«Fíjense en los lirios…» (Lc 12,27).
Jesús, en nosotros, reuniría los corazones. El azul habla de la armonía entre las personas y su manera de vivir según el modelo de la Trinidad. El amor hace de una asamblea una Iglesia. El azul expresa así la belleza, el buen gusto, la armonía, el arte en todas sus variantes. Encuentra su expresión en el orden, la limpieza, la vestimenta. Abarca la sociología y convivencia armoniosa.
- Índigo: el amor es fuente de sabiduría
«El que me ama, yo lo amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21).
El índigo tiene que ver con la sabiduría y el estudio. Hemos recibido dones del Espíritu Santo, él nos ilumina en la búsqueda de la verdad. El índigo o añil nos empuja a estudiar, a comprender y a conocer para amar mejor. Trata de la educación, los estudios, la cultura y la formación, motivados por el espíritu de la sabiduría.
- Violeta: el amor crea unidad
«Que todos sean uno» (Jn 17,21)
El séptimo color expresa la unidad que es posible lograr en la tierra entre los diferentes miembros, en profunda comunión y por diferentes medios. El violeta engloba todo lo que tiene que ver con la comunicación, los medios para conectarse con los demás, para agrandar el corazón a las dimensiones de la humanidad. Aquí están todas las características principales del amor según Chiara Lubich, que, cuando se viven en armonía, favorecen la relación con Dios y con el prójimo.
- El río y los misioneros
El río en el escudo es representado con la franja azul, como la puerta de entrada de la Buena Nueva en nuestra tierra traída por los misioneros. Los misioneros simbolizados en el escudo son tres, surcando las aguas en la barca de la Iglesia: santos Roque González (nuestro primer santo paraguayo), Juan Del Castillo y Alonso Rodríguez.
Ellos dieron sus vidas para testimoniar con su sangre el amor y la fe incondicional a Cristo y a su Iglesia.
La barca simboliza el compromiso misionero del Pastor, de echar las redes sobre la Palabra del Señor para recoger la pesca abundante para el Reino de Dios.
- Simbología de la Virgen María
La inicial «M» en el ángulo superior izquierdo simboliza a la Santísima Virgen
María. Es madre y refugio de los pecadores, «plano inclinado, que conduce a
Dios». Las estrellas que rodean la inicial simboliza la virginidad de María, antes, durante y después del parto.
- La Cruz procesional arzobispal
La cruz procesional es el signo heráldico del orden episcopal. Puesta detrás del escudo, la cruz de doble travesaño, también denominada «cruz arzobispal». Se emplea como signo distintivo de arzobispos y patriarcas, en tanto que los obispos usan la cruz simple.
Heráldicamente, patriarcas y arzobispos usaron inicialmente la cruz simple, pero ya en el siglo XV los patriarcas adoptaron la cruz de doble travesaño. Desde el siglo XVII además, un gran número de primados comenzaron a utilizar la misma doble cruz y en la actualidad los arzobispos han asumido igualmente su uso heráldico.