Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 13ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 9, 1-8
“Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres. Palabra del Señor.
Meditación
En este pasaje Jesús nos hace ver la importancia de la comunidad en nuestra vida de conversión.
Nos encontramos con un hombre que por sí solo no podía llegar hasta Jesús. Son sus amigos quienes han hecho posible que tuviera este encuentro. Cada uno de nosotros puede ser el instrumento para llevar a Jesús a aquellos que están impedidos para hacerlo. Y cuando me refiero a “impedidos”, este impedimento no tendría que ser forzosamente físico. Hoy nos encontramos con tantos hermanos que, debido a una falta de formación religiosa o a experiencias negativas en su vida de fe, se encuentran “inválidos”, de manera que no pueden caminar hacia una conversión profunda.
Invitarlos con frecuencia a nuestras reuniones de oración, a nuestras asambleas, a un retiro, a una plática religiosa, a ir a misa con nosotros. En una palabra, facilitarles el camino hacia Jesús, es mostrarnos verdaderamente como amigos, como hermanos, como apóstoles en el sentido auténtico de la palabra.
Creo que no hay una experiencia más gratificante que el llevar a una persona al encuentro con Jesús, de manera particular al sacramento de la confesión, en donde él escuchará, como este paralítico: “Ten confianza hijo, tus pecados te son perdonados”, lo que le permitirá levantarse y caminar hacia la Luz.
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