Evangelio de hoy

VIERNES DE LA SEMANA 22ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Lucas 5, 33-39

“El vino nuevo se pone en odres nuevos

Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”. Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”. Palabra del Señor.

Meditación

Esta parábola, llena de significado, nos presenta, por un lado, el hecho de que el cristiano, una vez que ha decidido vivir de acuerdo al Evangelio, no puede ya tener los mismos patrones de vida, pues, en muchas ocasiones estos serán incompatibles con el mensaje de Jesús. Por ello, muchas veces hay que cambiar de ambientes, de lecturas, de conversaciones, incluso de amistades.

Por otro lado, nos hace ver cómo el cristianismo, visto desde afuera, es decir, desde el lado del mundo, de la banalidad de la vida cómoda, puede parecer, no solo “extraño”, sino incluso falto de vida y sabor. No faltan los comentarios, en los cuales, se critica a los cristianos como personas aburridas y sin gozo (la verdad quien da esta impresión no está viviendo realmente la vida cristiana).

Sin embargo, la vida cristiana es el vino añejo, nadie piensa que pueda ser bueno, pero una vez que se prueba no se quiere dejar. Quien ha tenido la experiencia de dejarse llenar por Dios no querrá nunca más experimentar la vaciedad del mundo. Pídele a Jesús que llene tu vida con su amor, ¡no te arrepentirás!