“Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones”
A los comunicadores católicos y
a todos los trabajadores de la comunicación
de buena voluntad:
En el contexto del Jubileo de la Esperanza, hoy recordamos la memoria de San Francisco de Sales, patrono de los Comunicadores Católicos y celebramos el día de los trabajadores católicos de la comunicación, a quienes expresamos nuestra gratitud, saludos y congratulaciones.
Quisiera dirigirme a los comunicadores en general, a los católicos, y a todos los que se dedican a la importante y delicada tarea de la comunicación, ya sea como profesionales de los medios de difusión masiva, ya sea a quienes utilizan las diversas plataformas y redes sociales virtuales para comunicar pensamientos, ideas y valores.
El tema elegido por el Papa Francisco para la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2025, que se celebrará el día de la Ascensión, en el mes de junio, nos invita a ser constructores de la esperanza desde la comunicación, contribuyendo a compartirla desde la bondad del corazón.
Les invito a compartir y expresar la bondad y la belleza que hay en sus corazones. Porque así dice el Señor: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6,45).
En una sociedad polarizada y en un mundo en guerra, ensombrecido por las discordias, las divisiones y las confrontaciones, con la estrategia de negar y, en lo posible, “eliminar” al otro, es fundamental una comunicación basada en la verdad, la bondad y la belleza, que construya puentes de diálogo para la comunión, la fraternidad, la solidaridad, y genere esperanza en nuestro pueblo.
Otra comunicación es necesaria y posible. El maestro de la ética periodística, Javier Darío Restrepo, decía: “Hay otro periodismo que, inspirado en la certidumbre de que puede cambiar la realidad, aprovecha cada noticia para hacer un mundo diferente con la sola fuerza del conocimiento de la realidad completa. Este periodismo sabe que una sociedad a la que solo se le cuentan sus males queda sumergida en las aguas espesas de su pesimismo y de su resignación. En cambio, una sociedad que, junto sus males, ve las posibilidades de solucionarlos, se mantiene viva, activa, dispuesta al progreso y, sobre todo, digna. Este periodismo activo no quiere ser responsable del peor mal que puede afectar a la sociedad que es la resignación colectiva; por eso, convierte la información en un argumento contra la pasividad y en una invitación a la insurgencia contra el mal, o contra la corrupción, contra la muerte, o contra el pesimismo y la derrota.” (Asunción, Seminario Internacional Pobreza y Esperanza, 2002).
Agrega Restrepo: “asomarse al futuro de la noticia, trae aparejado el poder de explorar las soluciones posibles, y que cuando en el futuro se divisan las posibilidades, hay esperanza. Ese es el gran aporte que la prensa le está debiendo a la sociedad de nuestro tiempo: la esperanza.” (Ibidem).
La Iglesia enseña que, para nosotros, los cristianos, la esperanza es una persona y es Cristo. Y siempre está ligada a un proyecto comunitario; cuando hablamos de esperanza cristiana no podemos prescindir de una comunidad que vive el mensaje de Jesús de forma tan creíble que deja entrever la esperanza que conlleva, y es capaz de comunicar la esperanza de Cristo con hechos y palabras.
Dios les bendiga, les fortalezca y les acompañe hoy y siempre en su valiosa y delicada misión de comunicar la esperanza.
Asunción, 24 de enero de 2025. Fiesta de San Francisco de Sales.
+ Adalberto Card. Martínez Flores
Arzobispo Metropolitano de Asunción
Paraguay