Evangelio de hoy

VIERNES DE LA SEMANA 23° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Memoria de Nuestra Señora de los Dolores

Evangelio según San Juan 19, 25-27

“Mujer, aquí tienes a tu hijo”

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Palabra del Señor.

Meditación

Juan presenta a Jesús en la cruz, hasta “de modo artístico”. Ojalá puedan ir a mirar el retablo de la parroquia san Pedro y san Pablo, del barrio Mbruricaó, conocido como barrio River Plate, en Asunción-Paraguay. Ese retablo expresa excelentemente el encuentro de María a los pies de la cruz de Jesús, conjuntamente con Juan, el discípulo amado; y sintetiza la frase: “contemplarán al que traspasaron” (Jn 19,37), porque Jesús es el centro de toda la interpretación del misterio. El artista, + don Faustino Adorno, trajo piedras de distintos colores de diferentes partes del país y algunas de otros países, para concretar la idea en un mosaico. Detrás de cada pedacito de piedra, hay firmas de los miembros de las familias que frecuentaban la parroquia, mostrando la participación activa con amor de toda una comunidad que ama a su parroquia como su propia casa, y entregando así su ofrenda para perpetuarse ese gesto gratuito en dicho retablo del altar.

Junto a la cruz hay un pequeño grupo de hombres y mujeres que acompaña al Maestro y Amigo, pues no se puede abandonar a quien forma parte de sus vidas, pues “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras que dan vida eterna”. Allí Jesús creará un nuevo vínculo entre ellos, extendiendo la maternidad de María a todo aquel que se hace discípulo. Todos los que invocamos a María como Madre nos reconocemos como parte de esta familia nacida en la Pascua. Somos de la familia de Dios y Ella siendo Madre de Dios y Madre nuestra nos acompaña noche y día, nos mima y procura por nuestra salvación. María sufre con su Hijo el dolor por su muerte, recibiendo en su regazo Su cuerpo y en Él a todos sus hijos de todos los tiempos, unidos a la muerte del Señor. Eso es dar todo hasta que duela (cf. Santa Teresa de Calcuta).

Perdón Señor porque muchas veces no profundizamos en el misterio de la Salvación donde tu Madre y Madre de tu Iglesia, está procurando para que sus hijos lleguen a la gloria de Dios, llevando la cruz de cada día con amor. Ayúdanos, así como tu Madre Dolorosa, a acompañarte en las buenas y en las malas, mostrando al mundo que todo es más fácil a través de la Virgen María. Gracias por entregarnos lo más valioso para Ti, a tu Madre, para que sea también Madre nuestra acompañándonos como a hijos muy amados. Amén.