Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 11ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 6, 7-15
“Danos hoy nuestro pan de cada día”
Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”. Palabra del Señor.
Meditación
La oración del Padre nuestro está en el centro mismo del sermón del monte (cf. Mateo 5-7); expresa la actitud con la que un discípulo de Jesús debe orar, sobre todo, de acuerdo al ejemplo de su Maestro (Jesús). Somos hijos, invitándonos a sentirnos hijos, y como tales dirigirnos al Padre, pues el Espíritu Santo nos dará la capacidad de decirle “Abba”, que se traduciría como “Papito”. El solo hecho de decir “Padre nuestro” da sentido a las peticiones para reconocer a Dios y mirar al orante. Esta invocación del “Padre nuestro” hace entender a las siete peticiones que siguen: tres para reconocer a Dios (cf. Mt 6,9-10) y cuatro para el orante (cf. Mt 6,11-13). Se pide para que la oración y la actitud de hijos del Padre se conviertan en un proyecto de vida, un modo de ser creyente para servir en el mundo. Esta oración es específicamente cristiana.
Jesús es el Hijo de Dios y sus discípulos participamos de esta filiación. Los primeros cristianos, el título Padre, Abba, no tradujeron, por la impresión y respeto a lo que implica y significa, la oración de los hijos de Dios. Dios es el santo, santo, santo, el totalmente Otro, el Trascendente, que se manifestó. El reino o reinado de Dios quiere decir el nuevo estado de cosas en donde debe ser reconocida su soberanía; nuevo eón, cielos nuevos y tierra nueva donde sean superados los poderes hostiles a Dios. Discernamos cuál es la voluntad de Dios en cada situación y no caer en querer hacer sólo nuestra voluntad humana.
Así como necesitamos el pan para el cuerpo físico, necesitamos el Pan de Vida, para alimentar nuestra alma y espíritu. Atención: decimos a Dios que, así como perdonamos, que recibamos el perdón. El Padre nos ayuda con su Gracia para no caer en esas tentaciones, pues no lo lograremos sólo con nuestras fuerzas humanas. Digamos como san Pablo Tu Gracia me basta (cf. 2 Cor 12,9). Que nos dé el don del discernimiento para saber lo que está mal o bien, lo que es prudente, agradable y sabio para Dios.
Perdón Señor porque muchas veces no dimensionamos lo que significa ser tus hijos, ser hijos de Dios, hijos del Padre. Ayúdanos a vivir esta oración en una relación profunda contigo Padre Santo, en absoluta confianza y prontos para amar, así como Tú nos amas. Gracias por amarnos como a tus hijos tan queridos y nos regalas tu perdón y tu Gracia para que seamos tu proyección en el mundo. Amén.
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