Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA V SEMANA DE CUARESMA
Evangelio según San Juan 11, 45-57
“¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?”
Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?”. No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?”. Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo. Palabra del Señor.
Meditación
Horizonte de Esperanza y vida fecunda. A quienes se reúnen con fe en la casa de María, se les abre un horizonte de Esperanza. Orígenes (s. III) nos guía en la comprensión de las Escrituras. “En sentido místico, las gentes (griegos) ocuparon el lugar de los circuncisos (judíos), pues por la caída de éstos vino la salvación a las naciones. Después de los gentiles, los romanos, pasando de este modo la soberanía a quienes hasta entonces habían ejercido allí sus derechos” (In Ioannem tom., 28.30). Así fue formado el nuevo pueblo de Dios.
Por caridad, “debemos decir que Jesús andaba confiadamente en medio de todos. Pero cuando «se retiró a un territorio cerca del desierto» (Is 54,1), los hijos de la mujer desierta, esto es, abandonada, son más numerosos que los de la desposada. Es decir, la gente que confía en el Señor se llama Ephrem, que quiere decir fertilidad”. Confiemos a María la llama viva de la esperanza.
Llama viva para mi esperanza,
que este canto llegue hasta ti,
seno eterno de infinita vida,
me encamino, yo confío en ti.
Relacionados
- Actividades y Misas
- Campañas
- Carta Pastoral
- Catedral Metropolitana
- Catequesis
- Causa Monseñor Juan Sinforiano Bogarín
- Comunicación
- Comunicados
- Comunidades Eclesiales de Base
- Congreso Eucarístico 2017
- Congreso Eucarístico Arquidiocesano
- Decretos y Resoluciones
- Destacada
- Diaconado Permanente
- Educación
- Educación y cultura Católica
- El Evangelio de Hoy
- Evangelio en casa día a día
- Familia y Vida
- Familias
- Historia
- Homilías
- Instituto Superior San Roque González de Santa Cruz
- Juventud
- La Iglesia en Misión
- Liturgia
- Mes Misionero Extraordinario
- Movimientos Laicos
- Noticias del país y el mundo
- Orientaciones Pastorales
- Parroquias
- Pastoral de la vida
- Pastoral Social Arquidiocesana
- Santoral del día
- Semanario Encuentro
- Sin categoría
- Sínodo
- VISITA PAPAL
- Vocaciones y ministerios