Por CCL
El pasado jueves 26 de abril, unos 20 paraguayos, incluidos una familia con varios entusiastas niños, dos médicos, un abogado, algunas amas de casa, varios jóvenes profesionales y estudiantes dejaron sus actividades habituales para ir frente a la Catedral de Asunción a unirse a la oración de miles de ciudadanos del mundo preocupados por el pequeño Alfie Evans, un bebé inglés cuya historia no pasaría de una triste noticia más de las tantas que nos llegan a diario, si no fuera quizás por esa extraña grandeza que solo el dolor de los inocentes muestran y hacen resplandecer en el mundo.
Alfie con sus vulnerables 23 meses de vida, la cual estuvo sostenida durante mucho tiempo por un respirador en uno de los, hasta entonces considerados, mejores hospitales de su país, fue condenado a muerte por un sistema perfectamente pulcro, perfectamente factible, perfectamente legal, ¡perfectamente cruel!… Los médicos del hospital Alder Hey de Liverpool decidieron que su vida ya no valía la pena. Sus padres dijeron no. Rogaron que no, Gritaron que no. Pero “la justicia” inglesa aplicó la ley por encima de la racionalidad, por encima de la sensatez, por encima del sentido común, por encima del derecho básico a la vida que todo ser humano se merece.
El Papa Francisco movilizó a la sociedad italiana, cuyo gobierno le dio la ciudadanía de ese país al pequeño. Le enviaron un avión equipado con todo lo necesario para trasladarlo en busca de un mejor tratamiento. Pero la sentencia estaba dictada y la apelación de sus padres denegada. Varios médicos especializados del mundo espetaron a sus colegas ingleses la necedad de su negación a dejar partir a Alfie y su familia del Hospital. Los retuvieron contra su voluntad, contra su pedido desesperado… Y procedieron a desconectar al pequeño Alfie ante la mirada atónita de una pequeña gran mayoría del mundo…
Según los expertos ingleses que lo trataron, debía morir a pocos minutos de ser desconectado. Pero no fue así. Alfie Evans resistió, resistió y resistió, siguió respirando contra el pronóstico y contra la voluntad de los médicos, la policía que lo tenía prisionero en su camita de hospital, el juez activista lgbti y masón que decidió su condena y el sistema políticamente correcto de su país “primermundista”… En ese momento los que debían velar por su vida, por su seguridad, por su salud se habían convertido en sus verdugos.
Sus padres, Tom Evans, de 21 años, y Kate James, de 20 dieron la batalla. Para ellos vibraba el ser de su hijo con la misma fuerza con la que en brazos de la familia real británica lo hacía cálidamente protegido otro bebé inglés en esos días.
El intento testarudo de mantener las apariencias del Hospital que para ese entonces estaba más que cuestionado, no funcionó. Las redes sociales se llenaron de reflexiones, de oraciones, de emoticones llorosos, de fotos, de propuestas de solución, de mensajes de aliento para la familia Evans. Una familia, de la familia humana, simples hombres, en la periferia existencial, amenazados por un sistema gobernado desde hace tiempo por el relativismo moral y su dictadura de guantes blancos.
Un eco de amor en Paraguay
¿Por qué dejarse provocar por el caso del pequeño Alfie? ¿Por qué “perder el tiempo” para ir a manifestarse ante una situación acontecida tan lejos? Fue la pregunta para varios manifestantes.
“Me parece que la vida hay que defenderla siempre, toda vida es valiosa, toda vida es sagrada y me parece que algo tan terrible como lo que está sucediendo en Inglaterra no puede suceder sin que alguien se levante y haga algo. Es incomprensible como un gobierno pueda tomar determinaciones sobre la vida de un inocente… un inocente que tiene padres que claman que se lo ayude, que se le dé atención; unos padres que se ocupan de él. Alfie no está solo, tiene una familia que lo ama y valora cada minuto de su vida. Por eso me parece terrible que, ya que ellos no van a hacer nada, al menos lo dejen salir y permitan a otros países donde hay recursos que lo ayuden…Y temo que unas leyes en el futuro hagan eso también aquí en nuestro país impidiendo a los padres defender la vida de sus hijos, por eso vengo a la Catedral… Cuando venía me preguntaron “pero cuántos van a ir” y yo les dije eso no importa, yo confío mucho en la fuerza de aquel “donde dos o más en mi nombre…”, aunque seamos dos o tres en Paraguay, dos o tres en otros países, así se suma en todo el mundo. Nuestra voz no puede quedar en silencio porque muchas veces el mal avanza no porque los malos tienen poder sino porque los buenos se callan y no hacen nada, por eso estoy aquí, por Alfie, porque yo también soy Alfie”… Doctora Leonor Navarro.
“Si a esto agregamos que el Juez es ideólogo de género y activista LGBTTI, además de que el hecho se da en un Estado que vez pasada bombardeó instalaciones militares de Siria por contener armas químicas (con lo cual estoy de acuerdo) invocando derechos humanos, pero ahora, cínica e hipócritamente, viola los derechos humanos de este bebé y el de sus padres… ¡Barbarie total!”. Abogado Julio Giménez.
“Hoy el mundo se dio cuenta que un niño que no habla demostró cuál es la cultura de la muerte, hoy todos somos Alfie” Visitador médico José Luis Ortigoza.
“Soy tal vez más frágil, pero quiero vivir, tengo hermosos sueños y los quiero compartir; yo al igual que tú quiero ser feliz…”, decía la letra del canto compuesto por el ingeniero Marcos Miguel León, que acompañó la jornada de oración frente a la Catedral.
El joven es presidente del grupo Generación Pro Vida (GPV), el cual lanzó un manifiesto “a toda la humanidad” en relación al caso del pequeño Alfie en donde resaltaron, entre otros principios, que la “calidad de vida no determina el valor del ser humano” y que “toda vida merece ser valorada, celebrada y protegida desde la concepción hasta la muerte natural…”
Por su parte, el Monseñor Edmundo Valenzuela, Arzobispo de Asunción lanzó un comunicado urgente en el que afirmaba: “Siguiendo de cerca la difícil situación de Alfie Evans levantamos nuestra voz en su causa afirmando que toda vida tiene un valor único y tiene que ser valorada y protegida desde su concepción hasta su muerte natural. Paraguay es un país pro vida. Nos unimos en oración por su salud y su vida…”
También en la diócesis de Villarrica el jueves 26 se rezó por la vida de Alfie Evans y en defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, en el contexto de una celebración eucarística con todos los grupos, movimientos y laicos de la diócesis.
El conocido sacerdote italiano residente en nuestro país, Padre Aldo Trento, quien dirige una clínica para enfermos terminales en Asunción, muy reconocida por su excelencia en el trato a personas de toda condición que pasan allí sus últimos días rodeados de cuidados de primer nivel, fue entrevistado por la periodista italiana Constanza Miriano sobre el caso de Alfie, la nota que puede leerse en la web (https://costanzamiriano.com/2018/04/25/inutili-un-corno-chiedete-a-padre-aldo-trento/) y lleva el sugestivo título de “Inutili un corno! Chiedete a padre Aldo Trento” (¡Inútil un cuerno!, preguntale al Padre Aldo). En ella se resalta que el dolor, aunque no atrae a nadie, es un misterio y cuidar de los enfermos es entrar en comunión con este misterio, lo cual implica una belleza y un bien que probablemente el juez Hayden no comprenderá sino hasta después de su propia muerte. El sacerdote, cuya clínica fue conocida por el mismo Papa Francisco durante su visita al Paraguay, recalcó que con Cristo se puede dar sentido a la vida y al sufrimiento y que, ante los discursos, se impone la realidad, lo cual se nota en la vida del pequeño Alfie y de sus amorosos padres.
¿Batalla perdida o ganada?
Luego de superar todas las expectativas de vida de sus médicos tratantes, de superar la indolencia de varios adultos que pudieron y no hicieron lo suficiente por su vida y que incluso le propiciaron anticipadamente su muerte, pero sobre todo luego de dejar al mundo un silencioso grito en favor de la vida de cada ser humano del planeta, Alfie Evans falleció en la madrugada del sábado 28 de abril, dejando a sus padres desconsolados, a su nación seriamente cuestionada, a mucha gente en el mundo agradecida por su valiente lucha vital… Cientos de británicos se reunieron frente al hospital donde murió el bebé Alfie Evans para hacerle una emotiva despedida, soltando globos al cielo y entonando canciones. La demanda judicial contra el Hospital y el Estado que decidieron la muerte del bebé continúa. Después de todo es nuestra libertad la que está en juego. ¿Habrá un antes y un después del caso Alfie? No lo sabemos aún… Lo que sí conocemos es el sentir de su padre que poco después del deceso dejó al mundo un mensaje que sigue haciendo eco en los corazones de buena voluntad: “Mi gladiador dejó su escudo y ganó sus alas a las 2.30… Absolutamente desconsolados… Gracias a todos”…
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