Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 32ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Lucas 17, 20-25
“Porque el Reino de Dios está entre ustedes”
Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”. Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación”. Palabra del Señor.
Meditación
Jesús dijo que “el Reino de los cielos está entre (en) ustedes”, enseñando que el auténtico fin del mundo no se debe confundir con unos signos misteriosos en la luna, el sol o las estrellas. Lo que importa es que la verdad del reino se encuentra ya dentro de nosotros, la semilla sembrada en nuestros corazones, la levadura que está fermentando nuestra vida, así como la Muerte y Resurrección de Jesús significa en nuestra historia. El Reino es la presencia de Dios, Reino iniciado por Jesús, aunque esté oculto, pero actuante permanentemente en medio nuestro.
En época de Jesús muchos creían que el Reino de Dios llegaría en el futuro, que llegaría de modo espectacular, donde serían sometidos los pueblos paganos al pueblo de Israel, y así se destruiría el mal. Sin embargo, Jesús les dice que el reinado de Dios ya comenzó (cf. Lc 9,27 y 17,21), pero su manifestación es de manera progresiva y escondida, es decir, se debe ir descubriendo gradualmente. También que ya está presente ante los ojos de ellos en varios signos: los leprosos quedan purificados, los pecados perdonados, los enfermos curados, los muertos vuelven a la vida (cf. Lc 7,18-23: “¿Eres tú el que debe venir o debemos esperar a otro?”). Lo que se anunció en el Antiguo Testamento que hará el Mesías, lo está realizando Jesús. En Él se cumplen todas las profecías y las promesas de Dios. Por tanto, con la Presencia y la Palabra de Jesús y todos los signos que hacía, se confirma el paso de Dios por nuestra historia desde dentro de ella misma y la va transformando a su modo y a su tiempo, no necesariamente manifiesta ante nuestros ojos, sino que se debe ir descubriendo en la medida en que se entienda su voluntad.
Perdón Señor porque muchas veces esperamos el fin del mundo en el futuro, que será de modo espectacular, pero sin entender que ya está viniendo en la medida en que se cede terreno a las fuerzas del mal en nuestros corazones. Ayúdanos a escuchar y seguir siempre al Señor de los milagros y no venir sólo detrás de los milagros, porque sabemos que esperas de verdad por nuestra conversión. Gracias por los milagros que sigues haciendo en nuestras vidas a través de las pequeñas experiencias de amor que nos regalas a lo largo de nuestras vidas. Amén.
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