Evangelio de hoy
Jueves de la 6° Semana de Pascua
Evangelio según San Juan 16, 16-20
San Felipe Neri, Presbítero.
“Vosotros estaréis tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: “¿Qué significa esto que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’? ¿Y qué significa: ‘Yo me voy al Padre’?”. Decían: “¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: “Ustedes se preguntan entre si qué significan mis palabras: ‘Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”. Palabra del Señor.
Meditación
Ustedes estarán tristes pero esa tristeza se convertirá en gozo. Los pesares sí, la tristeza no; los dolores sí, la nostalgia no; la alegría sí, los conflictos no. Pero los problemas y los conflictos deben ser afrontados. Ciertamente los callejones sin salida, el aislamiento y la mundanidad requieren de la presencia de Jesús que se despide de los suyos.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, que entre sus notas personales recogía aquellas experiencias y reflexiones significativas, puso: “Es bueno para ellos. Un apego humano a la persona de Jesús era demasiado grande, él tenía que separarse de ellos para que pudieran recibir interiormente su espíritu. Así también es bueno para nosotros, si se nos quita el consuelo humano, el apoyo por medio de un representante humano, y hasta si se nos quitan siempre consuelos, para que se reciban acciones espirituales más profundas. Pero si el “módicum” (escaso, moderado) se nos haga largo, debemos estar seguros de qué Él no nos deja solos”. Después dice Jesús, “nadie les quitará esa alegría”.
¡Dios es el rey del mundo!
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible, soberano de toda la tierra.
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