Evangelio de hoy, jueves 28 de agosto de 2025 

Vigilancia, seguimiento, servicio. El Papa S. Juan Pablo II había compartido su impresión sobre esta Palabra del Señor: “Estas palabras me recuerdan la última llamada, que llegará en el momento en el que quiera el Señor. Deseo seguirle y deseo que todo lo que forma parte de mi vida terrena me prepare para ese momento. No sé cuándo llegará, pero al igual que todo, pongo también ese momento en las manos de la Madre de mi Maestro:  «Totus tuus»”. Había pedido perdón y oraciones, durante unos ejercicios espirituales. Su larga enfermedad le hizo más vigilante y prudente al servicio del Señor.

     Con una clara consciencia de su misión rezaba: “No permitas Señor que, a través de cualquier actitud mía: palabras, obras u omisiones, traicione mis obligaciones en esta santa Sede de Pedro”. Una luminosa fe inundaba el alma.

   “Los tiempos en que vivimos son sumamente difíciles y agitados. Se ha hecho también difícil y tenso el camino de la Iglesia, prueba característica de estos tiempos, tanto para los fieles como para los pastores. En algunos países (como, por ejemplo, en uno sobre el que he leído durante los ejercicios espirituales), la Iglesia se encuentra en un período de persecución tal, que no es inferior a las de los primeros siglos, más aún, las supera por el nivel de crueldad y de odio”. Recemos y trabajemos, para que nuestras acciones alivien a la gente de hoy día.

¡Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres!

Tú reduce el hombre a polvo,

diciendo: retornan, hijos de Adán.

Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;

una vigilia nocturna.