Evangelio de hoy
MARTES DE LA II SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Marcos 2, 23-28
«El Hijo del hombre es dueño también del sábado»
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”. Palabra del Señor.
Meditación
En nuestro texto aparece un tema tan importante para el pueblo de Israel, la observancia del sábado. Cualquier persona que no cumpla con el sábado, está cayendo en un pecado grave al faltarle el respeto a Dios. Encontraremos que Jesús pone al centro de su mensaje al hombre, quien debe ser salvado, cuando se vincule en intimidad con el Padre, animada principalmente por el amor. “Recuerda el día sábado para santificarlo” (Ex 20,8), era la ley mosaica. Nosotros, en la vida cristiana católica, celebramos el día del Señor, el Domingo, porque fue el día de la Resurrección de Jesús, día de la Pascua.
Dios siempre puso al hombre al centro, tanto en su obra creadora, poniendo al hombre como protagonista principal de toda la creación y, cuando el hombre se aleja de Él, envía a su propio Hijo, quien nace en la carne humana con la finalidad de concretar la Redención, viniendo para pagar la deuda de nuestros pecados con su Sangre que derrama en la Cruz por tanto amor que nos tiene a cada uno de nosotros. El hombre es la obra maestra de Dios y nos ama tanto que pidió a su propio Hijo sacrificarse por el bien de la humanidad. Todo ese misterio lo vivimos en el domingo, en cada celebración eucarística, en donde se actualiza el misterio de la salvación y del cual somos partícipes a pesar de nuestras múltiples fragilidades.
El mandamiento de no trabajar el sábado, con todo el sentido positivo que tiene, haciendo lugar al descanso que es necesario, en la interpretación rigorista y manipulada de algunos fariseos, se había vuelto una carga pesada, que aplastaba al hombre y le quitaba vida y verdadera libertad. Jesús es capaz de hacer algo nuevo, no por transgredir un mandato o prohibición de entonces, sino por hacer algo nuevo e inédito, para devolverle a la ley de Dios su verdadero sentido: estar al servicio del ser humano y sea algo pesadísimo, insoportable de poderla llevar. Así, Él se pone incluso para cambiar una ley porque es Dueño también del sábado.
Perdón Señor porque muchas veces no ponemos al centro a la persona humana, sino que solemos priorizar el cumplimiento estricto y hasta farisaico de las normas y leyes. Ayúdanos a estar como Tú al servicio de la persona humana, procurando siempre su bien, su salvación, aunque ella esté en situaciones graves de pecado. Gracias por entender integralmente las necesidades del ser humano y orientar para que se pueda obrar ayudando a que sea libre y encuentre el sentido de su vida encaminándose hacia Ti. Amén.
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