Evangelio de hoy

Evangelio según San Juan 3, 13-17

La Exaltación de la Santa Cruz

Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.

Meditación

También es necesario elevar al hombre. Jesús como primogénito es elevado por la razón que Él mismo dijo: Es necesario que sea elevado el Hijo del hombre. Además, hasta la serpiente fue también elevada, ¿y el hombre?

“Anteriormente la cruz era cosa de condenación; pero ahora, en cambio, ha venido a ser cosa de honra. Actualmente lo es de salvación. Ella nos ha sido causadora de innumerables bienes, nos libró del error, nos iluminó, nos reconcilió con Dios cuando estábamos vencidos. Ella es destrucción de la enemistad, guardiana de la paz, tesoro de bienes infinitos”. Juan Crisóstomo nos habla de seguir a Cristo, de estar unidos a él, sumergidos por el Bautismo; ya no vivimos fuera del palacio hemos encontrado en la puerta. Hagamos fiesta, como dice San Pablo, no con la vieja levadura, sino con ázimos de pureza y de verdad. Porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolado (1Cor 5,7-8).

Hemos sido renovados. Todos los “gestos, oraciones, palabras” en la liturgia, son acciones de Cristo y de la comunidad reunida con fe. Nos santiguamos en las casas, al pasar frente a un templo, cuando recibimos la bendición. Pero la mayoría de las veces hacemos “introspección” en vez de fijarnos en Él, de encontrarlo en los clavados en la cruz, que nos enseñan y ayudan a compartir, a crecer en la fe, esperanza y caridad. La fiesta de la cruz nos impulse a construir la comunión, participación y misión, en nuestras Parroquias.

 

A toda la tierra alcanza su pregón.

Los cielos proclaman la gloria de Dios,  el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra.