Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA SEMANA 24ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 9, 9-13
“Prefiero la misericordia al sacrificio“
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: “Prefiero la misericordia al sacrificio”. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Palabra del Señor.
Meditación
El texto de hoy se presenta en dos partes principales: la vocación de Mateo y la disputa que se da por la conducta de Jesús por estar con los pecadores y publicanos. Mateo, está sentado a la mesa de impuestos, es presentado como pecador público y su respuesta inmediata a la llamada de Jesús para seguirlo. Decir publicano, era decir un pecador porque se vendió a Roma y, por ende, señalado con el dedo cuando pasaban por la calle, porque denotaba deslealtad con su pueblo.
Suena tan fuerte el “sígueme” de Jesús, imperativamente, como lo hacía Yavé en el Antiguo Testamento. Le pide que sea su discípulo sin mérito previo alguno, invitando a ser parte del amor de Dios sin justificación alguna. Y la respuesta generosa que dio Mateo en libertad y obediencia. Nadie le obligó para responder, lo hizo libre y voluntariamente, porque se sintió interpelado y fascinado por lo que se le estaba ofreciendo: amor misericordioso sin siquiera tener mérito alguno.
Los fariseos se escandalizan porque Jesús se sienta a la mesa con los publicanos. Los fariseos se preguntan, si ¿qué pretensiones tenía un Maestro al frecuentar esas compañías peligrosas y que contamina al justo? Es un reclamo a los discípulos, denotando su duda por la conducta de Jesús. Pero Él responde desconcertantemente: así como Dios, Él se preocupa más por el pecador que por el justo. Aunque no se tenga un canto al pecado ni una glorificación del pecador, Jesús lo quiere liberar y perdonar, sin que se lo considere un enemigo. Como se los excomulgaba de la sociedad y de la amistad con Dios, Jesús actúa como puente para reintegrarlos tanto en la sociedad de los hombres como en la amistad con Dios. El mensaje es que se dirige a ellos porque necesitan más que los justos. Les cita Oseas 6,6, porque los fariseos tal vez no sentían la necesidad de médico. Sin embargo, Jesús acentúa la superioridad de los actos de generosidad o de compasión sobre los sacrificios que se ofrecían en el templo.
Perdón Señor porque muchas veces en nuestro interior condenamos a quienes están en alguna situación de pecado, mientras nosotros nos creemos más santos que ellos. Ayúdanos a ser compasivos y misericordiosos con todos, especialmente con los que más necesitan. Gracias por elegirnos a nosotros, quienes necesitamos del perdón y del médico permanentemente. Amén.
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