Hoy recordamos a los Santos Cirilo y Metodio, conocidos como los "Apóstoles de los eslavos", fueron dos hermanos de origen griego que desempeñaron un papel fundamental en la evangelización de los pueblos eslavos en el siglo IX. Nacieron en Tesalónica, Grecia, y son reconocidos…

“Pudo más quien más amó”
Escolástica, hermana gemela de San Benito, se consagró al Señor desde la infancia. Vivió a la sombra de su hermano, padre del monaquismo occidental, y fue la primera monja benedictina y fiel intérprete de su Regla monástica.

Nacida en Nursia (Italia) en…

En este día que se celebra la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de Personas me uno al mensaje del Papa Francisco expresando que "no podemos aceptar que tantas hermanas y hermanos sean explotados de manera tan deleznable. El comercio de cuerpos, la…

Santa Ángela Merici (nacida el 21 de marzo de 1474, Desenzano, República de Venecia [Italia]—fallecida el 27 de enero de 1540, Brescia; canonizada el 24 de mayo de 1807; festividad el 27 de enero) fue la fundadora de la orden de las Ursulinas, la orden religiosa de mujeres más…

Faltan 24 días para la Apertura de la #PuertaSanta en el #Vaticano con la que da inicio al #AñoSanto2025
Sigue junto a #VaticanNews y #RadioVaticana la Apertura de la Puerta Santa el 24 de diciembre a las 19.00 (hora local en Roma).
🔴Youtube: https://www.youtube.com/@VaticanNewsES

Cargar más
Evangelio de hoy, sábado 22 de marzo de 2025
Destacada, El Evangelio de Hoy

Evangelio de hoy, sábado 22 de marzo de 2025 

Evangelio de hoy

SÁBADO DE LA II SEMANA DE CUARESMA

Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11b-32

 «Porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida»

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de herencia que me corresponde’. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: ‘Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado’. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. Él le respondió: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo’. Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: ‘Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!’. Pero el padre le dijo: ‘Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado’”. Palabra del Señor.

Meditación

El texto que nos presenta la liturgia de este día es uno de los textos clásicos del tiempo de Cuaresma, pues nos muestra por un lado, la actitud del padre, que se identifica con el Padre del Cielo, y por otra, la del hijo en la cual nos vemos retratados cada uno de nosotros.

Viendo al padre de la parábola descubrimos a un Dios amoroso que, como dice la Sagrada Escritura, «no lleva cuentas del mal» y que no se resigna a que ninguno de nosotros nos perdamos. Está siempre esperando que la vida nos haga ver, que lejos de su amor, de su cariño y de su casa todo será ruina, muerte y destrucción. Pero no es sino hasta que vivimos la experiencia destructiva que sufrió el hijo de este hombre, que nos hacemos consientes de nuestra realidad y de que sin Dios no podremos ser nunca felices, es cuando nos decidimos a confesarnos y a regresar al estado de gracia. Es por ello necesario valorar la vida de la gracia y todas las bendiciones que el hombre tiene cuando vive al amparo de su Padre del cielo.

No nos dejemos cautivar por toda esta publicidad que abarrota las televisiones y la radio, con la que de mil maneras nos buscan convencer de llevar una vida al margen de Dios. Antes de irnos otra vez de la casa, pensemos con serenidad las consecuencias que este abandono traerá para nosotros. Estoy seguro que si nos detenemos un momento a pensar lo que podemos perder y las consecuencias morales, espirituales y algunas veces hasta físicas, no dejaríamos la seguridad de la vida de gracia.

 

Relacionados

WordPress Theme built by Shufflehound. Arzobispado de la Santísima - ©2025