Convertido a los 25 años, el patricio de Venecia, Jerónimo Emiliano (1486-1537) dedicó su vida a la atención de los menesterosos, los enfermos y los huérfanos. Junto con varios compañeros que le siguieron, fundó, cerca de Bérgamo, la Orden de los clérigos regulares de Somasca. San Jerónimo murió, víctima de la peste, al servicio de los enfermos.