SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

La Asunción de la Bienaventurada Virgen María es el Dogma definido por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 y viene expresada en el Vaticano II con estas palabras: «la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte» (LG 59).

Pero la definición dogmática es más bien una certificación de una devoción ya muy arraigada en la tradición cristiana desde mucho antes pues, a más de ser una creencia sostenida en la teología de la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica, se tienen datos que la fiesta era ya celebrada el 15 de agosto, hacia el siglo VI .

¿Cómo se inserta esta fiesta en la historia de nuestro país?

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Es sabido que el 15 de agosto de 1537 Juan de Salazar y Espinoza funda el Fuerte con el nombre de «Nuestra Señora de la Asunción» y en dicho fortín fue entronizada «La Conquistadora», bajo la advocación de «Nuestra Señora de la Asunción». En 1541 Domingo Martínez de Irala declaró la casa fuerte «Ciudad de Asunción y Capital de la Provincia del Río de la Plata», dándosele al mismo tiempo el nombre de «Madre de Ciudades» por haberse convertido en centro de conquistas.

En 1547 el Papa Pablo III erigió el Obispado de la «Santísima Asunción del Paraguay», primero en el Río de la Plata. Desde entonces de hecho, la Santísima Virgen de la Asunción fue considerada Patrona del Obispado que ajustaba sus límites a los de la extensa Provincia del Plata. En 1742 llegó al Paraguay la actual imagen de Nuestra Señora de la Asunción, tallada en madera y adquirida en Nápoles.

En 1901 el primer Arzobispo de Asunción, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, interpretando el sentir de su pueblo, en un expresivo mensaje imploró de Su Santidad León XIII la definición dogmática de la Asunción de la Santísima Virgen María. Reiterándolo conjuntamente el con Obispo coadjutor Aníbal Mena Porta en 1946.

El 15 de Agosto de 1934, durante la Guerra del Chaco, el ejército paraguayo toma el fortín boliviano «Picuiba», uno de los principales objetivos de una gran ofensiva. En homenaje, el Comando en Jefe del Ejército de Operaciones dio al fortín capturado el nombre de «Nueva Asunción».

En 1950 el Papa Pio XII define el dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. En 1951, el Gobierno Nacional y el Episcopado paraguayo solicitan al Papa la proclamación de la Virgen de la Asunción como Patrona de la República del Paraguay y de las Fuerzas Armadas de la Nación. El 13 de julio de 1951, el Papa declara a la «Beatísima Virgen María de la Asunción al Cielo, principal patrona celestial ante Dios, de toda la República del Paraguay y de las Fuerzas Armadas de la Nación».

El 6 de Agosto de 1951, el presidente Federico Chávez somete un proyecto de Ley ante la Honorable Cámara de Representantes, donde solicita la designación de Mariscala del Ejército Paraguayo como homenaje máximo a su Divina Patrona, la Santísima Virgen de la Asunción, según los preceptos de la Constitución y de las leyes que establecen el escalafón militar, en los que no se contempla el grado de Mariscala. Como respuesta, la Honorable Cámara de Representantes, por Ley 102 del 13 de agosto de 1951 confirió a la Virgen de la Asunción el grado de Mariscala de las Fuerzas Armadas.

 

¿Qué significa la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción para nosotros?

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La Asunción de la Virgen es un acontecimiento de Fe que nos invita a tener presente nuestra propia realidad. Cada uno tiene una misión particular, nadie vino al mundo por el azar, sin que Dios lo haya querido y entonces, todos estamos llamados a la Salvación que Jesucristo vino a anunciar. La Virgen María es testimonio de esta salvación pues ella, humana como nosotros, ha sido favorecida con la Gracia salvadora de su Hijo y en ella también todos nosotros somos favorecidos con esta Gracia. En ella el pecado y la muerte no han vencido. Ella es la primera, después de Jesucristo que ha pasado al cielo y como ella somos iluminados hacia la eternidad. Cada uno así en su propia individualidad. No existe reencarnación, sino cada uno tiene su individualidad, tal como ha sido creado, así tiene su resurrección.

La fiesta de la Asunción, es fiesta de en todo el mundo. Es celebrar la vida. Es agradecer la vida que tenemos y es proclamar que con la ayuda de Dios la mentira es vencida con la verdad, el egoísmo con la solidaridad, el odio con el amor, la injusticia con la justicia. Eso es decir hoy, ¡Salve, Señora de la Asunción; gloriosa Fundadora de Nuestra gran nación!

Celebremos esta fiesta con alegría y esperanza y procuremos que en nuestra Nación se revitalicen las acciones por la transparencia, la verdad, la pureza, la integridad que lleve también a nuestra sociedad paraguaya a una glorificación por la Resurrección de Cristo.

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MONS. PASTOR CUQUEJO

Arzobispo emérito

 

Fuente: «LA PALABRA DEL ARZOBISPO METROPOLITANO» Agosto de 2011