Evangelio de hoy

JUEVES DE LA SEMANA 28° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Lucas 11, 47-54

“¡Ay de ustedes, doctores de la Ley!

Jesús dijo a los fariseos y a los doctores de la Ley: “¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: ‘Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos’. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. ¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden”. Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación. Palabra del Señor.

Meditación

¡Pobre de nosostros si caemos en falso testimonio! Ay de ustedes: Jesús advertía a la gente de su época y sobre todo a las autoridades. La sabiduría de Dios ha dicho: Predijo su propia muerte y la persecución de los suyos. Ay de ustedes, doctores: También dijo a los letrados, legistas y profesionales, cuidado con apropiarse de la “llave de la ciencia”. Esta “llave” de la ciencia es la ideología, rumorología, y toda chabacanería, que no sirve a nadie, ni a los mismos letrados. El Papa Francisco lo dijo en estos términos: “esos que tienen en sus manos la llave y se la llevan, no abren la puerta; o peor, se detienen en la puerta y no dejan entrar” (Misa en Santa Marta, oct. del 2013).

     Durísimas palabras, que si fueran “oráculo del Señor”, condenarían. Pero no, Jesús vino para salvar, misericordiar, llamar y enviar, a realizar su misma misión. En nuestro caso, es una llamada de atención a que no olvidemos a nuestros antepasados, santos mártires, beatos y gente heroica. A san Roque González de Santa Cruz y compañeros mártires, a la Beata Chiquitunga, etc.

     El auténtico mensaje de Cristo se realiza con mucha fe y sacrificio, con humildad y paciencia, con alegría y esperanza: testimonio para esta generación.

 

¡El señor viene la Misericordia, la redención copiosa!

Desde lo hondo a Ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.