Eclesiástico 38:1
Da al médico, por sus servicios, los honores que merece, que también a él le creó el Señor. Pues del Altísimo viene la curación, como una dádiva que del rey se recibe. La ciencia del médico realza su cabeza, y ante los grandes es admirado. El Señor hace salir de la tierra los remedios, el hombre prudente no lo desprecia. El mismo dio a los hombres la ciencia para que lo alaben por sus maravillas. Con los remedios el médico sana o alivia su dolor, con ellas el farmacéutico hace sus mezclas. Así las obras del Señor no tiene fin, y de él viene la paz sobre la haz de la tierra. Hijo, en tu enfermedad, no pierdas la paciencia, sino ruega al Señor, que él te curará. Recurre luego al médico, pues el Señor le creó también a él, que no se aparte de tu lado, pues lo necesitas. Hay momentos en que en su mano está la salud, pues también ellos suplicarán al Señor que les permita aliviar al enfermo y encontrar remedio para salvar una vida. en buen camino hacia el alivio y hacia la curación para salvar tu vida.
Palabra de Dios

Jesús el Señor, Dios hecho hombre, vino sobre la tierra para sanarnos. El mismo dijo: no necesitan médicos los sanos sino los enfermos. El vino como Médico Divino a curarnos de nuestras enfermedades físicas y espirituales. El también formó y envío a sus discípulos para que sean testimonio, medios y remedios de tus manos sanadoras para con los enfermos y necesitados.

Dios, creador de la medicina y dador de sabiduría, te agradecemos por los médicos, quienes son instrumentos de la salud preventiva, promotores de la vida saludable, y profesionales comprometidos con la medicina curativa de sus pacientes.

Te pedimos especialmente por los uniformados policías y sus familias enfermos y necesitados del auxilio de la medicina y medicamentos. Que la salud universal sea accesible para todos para garantizar que todas las personas y comunidades más carenciadas del país tengan acceso a los servicios de salud sin discriminar ni excluir a nadie; que los pacientes y sus familias no tengan que sufrir las penosas dificultades financieras para costear sus tratamientos. Que todos nos comprometamos para ser custodios, promotores y solidarios con la salud de los demás.

Bendice hoy, a los médicos, que egresan, Residentes de la especialidad de Medicina Familiar y Medicina Interna. Que con discernimiento, compasión y profesionalismo sirvan a quienes necesitan ser atendidos. Que siempre reconozcan que su habilidad proviene de Ti y que, al trabajar en armonía con tu plan divino, pueden ser verdaderos agentes de tu curación en el mundo. A ejemplo de Santa Rosa de Lima, quien fue guardiana y también enfermera de los mendigos y enfermos le pedimos sea vuestra inspiración y fortaleza. Amén.

 

Cardenal Adalberto Martínez Flores 

Arzobispo Metropolitano