Evangelio de hoy
VIERNES DE LA VII SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Marcos 10, 1-12
«De manera que ya no son dos, sino una sola carne»
Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más. Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”. Él les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”. Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, ‘Dios los hizo varón y mujer’. ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne’. De manera que ya no son dos, ‘sino una sola carne’. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”. Palabra del Señor.
Meditación
Jesús realiza las promesas de Dios: nuestra esperanza se apoya en Él. Dios es fiel y nunca nos abandona. Enseña que el amor entre el varón y la mujer, entre Cristo y la Iglesia, cuentan con su presencia misteriosa y fiel. El Papa Francisco explicaba que en las crisis, frustraciones y fracasos Él se hace presente. Acompañemos a los novios y esposos, como amigos o hermanos.
Su autoridad moral ayuda a superar las pruebas. En vez de acudir a Él los fariseos aumentaban el número de normas y casos, “una casuística”, unas variantes perdiendo el “amor original, auténtico, que llena de sentido la vida”. “El Señor se refiere a la obra maestra de la creación. Dios creó la luz, los animales, los árboles, las estrellas: todo eres bueno. Porque Dios no quería al hombre solo: lo quería con su compañera, su compañera de camino” (02/2014)
Por ello Cristo es nuestra esperanza. La obra maestra de la creación no concluyó allí, “El Señor eligió esta imagen para explicar el amor que tiene hacia su pueblo, hasta el punto que cuando el pueblo no es fiel, de todos modos, él habla con palabras de amor. Y cuando Pablo necesitó explicar el misterio de Cristo, lo hizo también en referencia a su esposa”.
¡Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos!
Bendito eres, Señor, enséñame tus decretos. R/.
Tus decretos son mi delicia, no olvidarté tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley. R/.
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