Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 15ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 11, 28-30
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”
Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”. Palabra del Señor.
Meditación
Vayamos a Él todos los cansados y agobiados. Se dice que lo más difícil no es tener compasión de los demás, sino dejar que Cristo se compadezca de nosotros y tengamos consuelo, alegría y paz.
La mirada profunda y extensiva de Jesús llega hasta nuestros días, hasta nuestro mundo. También hoy se posa sobre tanta gente oprimida por condiciones de vida difíciles y también desprovista de válidos puntos de referencia para encontrar un sentido y una meta a la existencia. Multitudes extenuadas se encuentran en los países más pobres, probadas por la indigencia; y también en los países más ricos son numerosos los hombres y las mujeres insatisfechos, incluso enfermos de depresión. Pensemos en los innumerables desplazados y refugiados, en cuantos emigran arriesgando su propia vida. La mirada de Dios, Padre se posa sobre todos, más aún, sobre cada una de sus criaturas: «Venid a mí todos…».
Las palabras de Jesús provocan consuelo, alegría y esperanza, en medio de las luchas cotidianas. Pero ¿a qué carga y yugo se refiere? ¿a un conjunto de normativas? ¿A la de los que han marginado al Señor de sus vidas y viven descansados y menos agobios? Dios separado de la vida -tanto privada como pública- no parece que esté produciendo más libertades, un mundo más igual y equitativo, más justo. Crecen las brechas en el tráfico de personas y armas, los flujos migratorios por motivos políticos o económicos, la inseguridad en las faltas de educación, salud y trabajo digno.
¡El Señor se acuerda de su alianza eternamente!
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.
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