Hoy celebramos el día de Santa Teresita del Niño Jesús, también conocida como Teresa de Lisieux. Fue una monja carmelita francesa que se convirtió en una de las figuras más influyentes de la espiritualidad católica del siglo XX.

Santa Teresita nació en Alençon, Francia, en 1873.…

Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo…

¡Hoy celebramos el día de San Pío de Pietrelcina!
San Pío, también conocido como Padre Pío, fue un fraile y sacerdote franciscano italiano que vivió entre 1887 y 1968. Es famoso por haber recibido los estigmas de Cristo, es decir, las mismas heridas que Jesús sufrió en la cruz.…

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Evangelio de hoy, martes 23 de diciembre de 2025
Destacada, El Evangelio de Hoy

Evangelio de hoy, martes 23 de diciembre de 2025 

Evangelio de hoy

MARTES DE LA 4° SEMANA DE ADVIENTO

Evangelio según San Lucas 1, 57-66

“Su nombre es Juan”

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él. Palabra del Señor.

Meditación

Justo la semana pasada, si escuchaste mi reflexión del Evangelio, te habrás dado cuenta que te hablaba del episodio en que el ángel del Señor le anunciaba a Zacarías la respuesta de Dios a sus oraciones y el propósito de Juan el Bautista. 

El Evangelio de hoy nos presenta una actitud muy diferente de Zacarías e Isabel, que antes habían dudado. Vemos la alegría no solo de sus padres, sino de sus vecinos y parientes, después de haber visto las maravillas del Señor en sus vidas. Cuando Dios se manifiesta en nuestras vidas y nosotros damos un buen testimonio, su misericordia se derrama en toda la comunidad. 

Para sus parientes, era de esperarse que el niño se llamara como el padre, pero ellos no entendían, como Zacarías e Isabel, el propósito que Dios les había revelado. Zacarías escribió: ‘Juan es su nombre’ y al momento, recuperó el habla y empezó a bendecir a Dios. 

El nacimiento de Juan el Bautista y la instrucción de parte de Dios sobre cómo se debía de llamar, significa el inicio del tiempo de la misericordia y preparación a la venida del Salvador. Juan tiene como misión ser el precursor de Jesús, el que viene a prepararle el camino. El nombre ‘Juan’ significa Dios es misericordioso y no hay mejor manera de manifestar el amor de Dios que siendo misericordiosos con el prójimo, no solo en este tiempo, sino todo el año. 

Como Juan, cada uno de nosotros tenemos ese mismo propósito. Cada día es una ocasión para acercarse al necesitado, empezando por quien vive contigo, en tu propio hogar: el hijo que necesita ser escuchado, el cónyuge que necesita de tu atención, los padres que necesitan cuidados o el indigente que está desprotegido, aquel que se encuentra extraviado porque nadie le ha hablado de Jesús. 

Este tiempo debe ayudarnos a pensar en el verdadero motivo de la celebración: reflexionar en lo importante de hacer un espacio en nuestro corazón, recordando el nacimiento de nuestro Salvador y aprovechar el momento para recordárselo con amor y misericordia a quien no lo conoce, a aquellos que andan todavía a la carrera presionados o apresurados porque aún no tienen algo que regalar o porque están esperando aquello que van a recibir. 

Hagamos un alto en el camino, recordemos la razón de la celebración. Busca celebrar este tiempo con un espíritu renovado, con amor y misericordia, pensando y buscando a los que más te necesitan, acercándote a Dios en primer lugar, ofreciéndole tu corazón dispuesto a recibirlo y adorarlo, y que Él te conceda vivir plenamente la alegría de su misericordia. 

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