Evangelio de hoy

Sábado de la 23ª Semana del Tiempo Durante el Año

Evangelio según San Lucas 6, 43-49

“No hay árbol bueno que dé frutos malos”

Jesús decía a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla su boca. ¿Por qué ustedes me llaman: “Señor”, “Señor”, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande. Palabra del Señor.

Meditación

    Frutos, ovejas, gente buena. El ñe´enga utilizado por Jesús es muy conocido. Hijo de tigre, overo ha de ser, y la oveja negra de la familia también nos suenan conocidos. San Hilario de Poitiers (s. IV) decía que Jesús se refirió a la casa sólidamente construída: “El testimonio y la predicación de la iglesia presentan una inquebrantable solidez, desde todos los puntos de vista. Porque donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios; y donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y toda gracia. Y el Espíritu es Verdad (1Jn 5,6). Por eso los que se excluyen de él ya no se nutren más de los pechos de su Madre para recibir la vida y ya no participan de la fuente límpida que mana del cuerpo de Cristo (Jn 7,37), sino que «se hacen cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen» (Jr 2,13)”.

     Animaba a las familias, a las gentes, a perseverar en la comunidad. Mientras que siempre habían grupos y sectas, élites y pobres, formadas por personas “extrañas a la verdad, rondando en el error y bamboleados por falsos profetas. Prefieren ser razonadores de palabras, antes que testigos de la verdad”.

     En síntesis, hemos de estar “Fundamentados sobre la Roca única”, crecer en la comunión, participación y misión, bajo el amparo de la BV María.

Te ofreceré Señor, un sacrificio de alabanza.

¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando el nombre del Señor.