Evangelio de hoy

Martes de la 2ª Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 18, 12-14

 “El Padre de ustedes, que está en el cielo”

Jesús dijo a sus discípulos: ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes, que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños. Palabra del Señor.

Meditación

Estamos en el noveno día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, reflexionando el tema: “Los laicos y el desafío de educar en la esperanza. Los desafíos de la educación para una sociedad más humana”. Afirmamos que la educación es un acto de amor y de esperanza, así, es un servicio capacitándonos para acoger a la persona y su contexto, escuchando profundamente su realidad, que nos interpela a investigar, debatir y encontrar propuestas de nuevas oportunidades. La formación intelectual se convierte en una misión pastoral, pues aprendemos sirviendo, educando en todo lo que es humano, pero con los valores y virtudes orientados según el designio de Dios.

La imagen de la oveja perdida refiere a las personas que se pudieron haber alejado de la comunidad por algún motivo particular y, aunque se hayan alejado, nos enseña que son tan importantes como todas las demás, por tanto, no se debería dejar que se aleje y pierda de la comunidad. Por eso el pastor, cualquier persona que está a la cabeza de otras, debe ir tras las ovejas que se perdieron por el camino de la vida y procurar por su regreso. Al regresar la que se perdió genera tanta alegría, que es motivo de fiesta, pues hay mayor alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte que por 99 que no necesitan de dicha conversión.

Cualquiera de nosotros podemos estar perdidos en la vida, sin encontrar la forma de enfocarnos en perseverar en el camino dentro de la comunidad, y ahí es Dios quien sale a nuestro encuentro. Cuando vivimos situaciones de oscuridad y extravíos, con sensaciones de imposibilidad de seguir avanzando, incluso, no sabiendo hacia dónde ir, aparece el Buen Pastor, el Señor, a través de una persona que nos orienta hacia lo mejor, hacia lo que más conviene en vistas a la comunión.

Perdón Señor porque muchas veces queremos que se nos aplauda buscando reconocimiento de la gente, algún puesto de honor por nuestra ambición humana y por juzgar al hermano que se aleja de Ti. Ayúdanos a estar unidos y vivir como Tú nos mandas, enseñando con el ejemplo de vida, como pequeños y no como personas soberbias, orgullosas, autorreferenciales. Gracias por el ejemplo que nos das y alentarnos a hacernos pequeños, sencillos, humildes y auténticos, y enseñarnos a ir a buscar a la oveja perdida y descarriada. Amén.