Santa Brígida de Suecia (1303–1373) es un testimonio luminoso de cómo la santidad puede florecer en el corazón de la vida cotidiana, en el matrimonio, en la maternidad, y también en la entrega radical a Dios.

Nacida en el seno de una familia noble, desde joven recibió una…

La figura de María Magdalena, cuya memoria litúrgica celebramos el 22 de julio, ha sido durante siglos objeto de confusión y múltiples interpretaciones, muchas de ellas erróneas.

La tradición popular, sobre todo en Occidente, identificó durante mucho tiempo a María Magdalena con…

Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre los misterios

(Núms. 52-54. 58: SC 25 bis, 186-188. 190)

ESTE SACRAMENTO QUE RECIBES SE REALIZA POR LA PALABRA DE CRISTO

Vemos que el poder de la gracia es mayor que el de la naturaleza y, con todo, aún hacemos cálculos sobre los…

De las obras de san Buenaventura, obispo
(Opúsculo sobre el itinerario de la mente hacia Dios, 7,1.2.6: Opera omnia 5, 312-313)

LA SABIDURÍA MISTERIOSA REVELADA POR EL ESPÍRITU SANTO

Cristo es el camino y la puerta.
Cristo es la escalera y el vehículo,
él, que es la placa de la…

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Evangelio de hoy, jueves 24 de julio de 2025
Destacada, El Evangelio de Hoy

Evangelio de hoy, jueves 24 de julio de 2025 

Evangelio de hoy

JUEVES DE LA SEMANA 16ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Mateo 13, 10-17

 “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos”

Los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Por qué le hablas a la multitud por medio de parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: Porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: ‘Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los sane’. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”. Palabra del Señor.

Meditación

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