Evangelio de hoy
LUNES DE LA SEMANA 19ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 17, 22-27
“El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados. Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”. “Sí, lo paga”, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”. Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”. Palabra del Señor.
Meditación
Últimamente he pensado mucho en la llamada universal a la santidad. Es que es algo que te toca a ti y a mí por igual; al niño que apenas empieza a vivir, al adolescente que está encontrándose, al joven que se quiere comer el mundo, al adulto que ya medio se acomodó, al adulto mayor que ya vivió la mayor parte de su vida, al monje, al sacerdote, la consagrada, al obispo, a la monja, al mismo Santo Padre. A todos nos toca vivir esa santidad.
Hoy Cristo nos habla de pagar los impuestos. ¿Qué tiene que ver esto con la santidad? Hay una definición de la santidad que a mí, en lo personal, me ha ayudado mucho toda mi vida: ‘La santidad es vivir con paciencia y perfección, los deberes del estado de vida al que Dios te llama hoy’. A decir verdad, esos dos primeros adjetivos ya lo complican todo: paciencia y perfección. Los deberes de tu estado de vida: los impuestos. Es decir, el hijo como hijo, el hermano como hermano, el estudiante como estudiante, la mamá como mujer, esposa y madre; el sacerdote como sacerdote: vivir con paciencia y perfección, lo que nos toca vivir hoy, sabiendo que Jesús va a proveer, como proveyó para ese impuesto, ¿verdad? Ve al pescado, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Él me va a dar lo que necesito hoy.
Nos dice el padrenuestro: ‘danos hoy nuestro pan de cada día’. Y vivir en perfección no es no equivocarse, sino es dar lo mejor que tú puedas hoy; hoy dar tu cien. Te invito hoy a dar el 100 y a hacerlo con una sonrisa.
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