Tras tres días de reflexiones, acuerdos, de compartir y planificar acciones futuras culminó el día de ayer 30 de noviembre el encuentro presencial de los miembros de la Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní (REGCHAG), iniciado el lunes 28 de noviembre, en la casa de Retiros Emaús, de la ciudad de Luque, Paraguay.
Este último día del evento, se llevó a cabo una conferencia de prensa en la que se lanzó oficialmente la red y luego, se celebró una misa de cierre, presidida por el cardenal Adalberto Martínez y concelebrada por el Monseñor, Ángel Macín, obispo de Reconquista y coordinador de la REGCHAG, en la Basílica de Caacupé, Monseñor Jesús Mateo Antonio Galeote, Obispo del Vicariato de Camiri, Presidente de la Pastoral Social Cáritas de Bolivia, Monseñor Luis Antonio Scozzina, Obispo de la Diócesis de Oran Argentina y Presidente de Endepa Argentina, Monseñor Pierre Jubinville, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Obispo de la Diócesis de San Pedro y Monseñor Lucio Alfert, obispo emérito del Vicariato del Pilcomayo, perteneciente de la congregación de los Oblatos de María Inmaculada (O.M.I).

Durante su homilía, el Cardenal compartió la alegría del lanzamiento de la Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní, una iniciativa de la iglesia para el cuidado de la casa común, en esta región.
“Entre otras redes ya constituidas, la REGCHAG es una respuesta al llamado del papa Francisco a escuchar el clamor de los pobres, a cuidar de la fuente de la vida, que es el agua. Y la riqueza de la flora, de la fauna, del ecosistema y los diversos pueblos y comunidades que habitan en esta región de América Latina”, prosiguió diciendo el Cardenal Martínez.

Recordó además que Jesús sigue llamando a cada uno para ser pescadores de hombres, para llevar la buena noticia. “Qué buena noticia es constituirnos en red para trabajar en favor de la vida plena de nuestros pueblos. Los destinatarios privilegiados de la buena noticia siempre son los pobres, las personas más abandonadas y maltratadas”, indicó.

En otro momento señaló que la hermana tierra clama y reclama otro rumbo. “Estamos llamados a ser instrumentos del padre para que nuestro planeta sea lo que él soñó y para lo que fue creado. Para responder al proyecto de paz, belleza y plenitud. Para enfrentar esta crisis hace falta construir liderazgos que marquen el camino. Ponemos nuestra esperanza en el liderazgo que pueda ejercer esta nueva Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní e incidir en normativas y políticas públicas que incluyan límites infranqueables que no se puedan avasallar y aseguren la protección de los ecosistemas frente a los intereses, sectores y grupos de poder económicos”, prosiguió.

Añadió que estos intereses en muchas ocasiones solo contemplan el lucro, sin pensar en las consecuencias y efectos destructivos que sus emprendimientos económicos tienen en lo social, en lo ambiental, en la desaparición de la biodiversidad, en la pérdida de territorio, y el impacto negativo en el espacio sociocultural, y en la vida misma de tantos pueblos originarios, que es “lo que podría darse en el caso del Gran Chaco, por el avance del modelo extractivista de producción, afectando el débil equilibrio en el ecosistema”.

Además, agregó que una red se caracteriza porque todos sus nodos cumplen una función insustituible y contribuyen al conjunto para cumplir el objetivo: en este caso, el volver y proteger la vida que se sostiene por el agua, el aire, la tierra, la biodiversidad, y las culturas de las poblaciones que habitan estos territorios, con sus efectos positivos para el país, para la región, y para este hermoso planeta en el que vivimos. Destacó la importancia de trabajar en red con la participación activa de diversos sectores sociales, económicos, políticos, científicos y de las propias comunidades afectadas responde a la propuesta de una iglesia sinodal, misionera y samaritana.