Evangelio de hoy

Viernes de la 1ª Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 9, 27-31

 “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”

Dos ciegos siguieron a Jesús, gritando: “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”. Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y él les preguntó: “¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?”. Ellos le respondieron: “Sí, Señor”. Jesús les tocó los ojos, diciendo: “Que suceda como ustedes han creído”. Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: “¡Cuidado! Que nadie lo sepa”. Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. Palabra del Señor.

Meditación

     Y se les abrieron los ojos. Misión de los laicos y dignidad humana. Jesús nos ofrece la paz, verdad, amor, caridad que buscamos resulte en “crecimiento económico, solidario, equitativo, justo para todos”. Pero ¿combinarlos con un compromiso real? Es decir, abiertos los ojos, trabajemos juntos a favor de la promoción de la dignidad humana. El compromiso de todo católico y el del estado, que ha de “proteger la libertad religiosa, como un verdadero derecho a la inmunidad de coacción, que se traduce en los derechos y obligaciones de la conciencia”. Habríamos de caminar y vivir en la permanente tensión, cooperación y armonía en pos de una cultura del encuentro y buena convivencia

     La misión del laico, entonces, de evangelizar e impulsar la cultura de la vida, de la fraternidad, del respeto con todos se hace efectiva al realizar una cultura de protección, de solidaridad, del buen trato; en fin de una vida digna. Que la gente tenga oportunidades, trabajo para cubrir las necesidades básicas, como ser un techo, alimentación y educación; y que no los pobres no sean siempre dependientes de ayudas sociales. En este sentido, compete al estado, la sociedad y las familias el ser educados en una responsabilidad real a favor de la persona.

    A la vez, la persona ha de reconocer, que aspirar a una vida digna consiste en “llevar a cabo una existencia en este mundo, donde los aspectos afectivo, social, laboral, creativo y artístico es lo más importante para sí y para la familia.

El Señor es mi luz y mi salvación!

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?