Evangelio de hoy
LUNES DE LA 4° SEMANA DE ADVIENTO
Evangelio según San Lucas 1, 46-55
“Mi alma canta la grandeza del Señor”
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. Palabra del Señor.
Meditación
Este Evangelio que nos propone hoy la liturgia es conocido como el Magníficat, la oración de acción de gracias, la oración de reconocer las maravillas que el Señor hace en cada uno de nosotros. Y quién mejor que la Santísima Virgen para dejarnos este gran legado, gran testimonio del grande corazón de la Santísima Virgen, que no hace otra cosa que reconocer las maravillas que Dios ha hecho en ella. Ese Magníficat.
Hace un par de años yo escribí mi propio Magníficat; y es bueno hacer un alto en la vida como María, para reconocer las maravillas que el Señor ha hecho en cada uno de nosotros. Mi alma glorifica al Señor, mi Dios, mi Salvador. ¿Por qué? Porque me ha llenado de vida, me ha llenado de salud, me ha llenado de alegría, me ha llenado de dificultades también, ¿verdad?
Cada uno puede ir llenando su Magníficat, cada uno puede reconocer las maravillas que Dios ha hecho en cada uno de nosotros. Cada quien, haga un alto hoy y rellene su propia experiencia con el Señor: el Señor ha hecho grandes cosas con nosotros, ha hecho grandes cosas en mí y en ti.
El encuentro con Cristo, el encuentro con Dios, el camino de la vida espiritual es personal. Cada uno tiene su propia experiencia. Y en este tiempo de Adviento, en este caminar hacia Belén, es el mejor momento para hacer un alto, echar un vistazo a nuestra vida, reconocer y agradecer.
Hoy tómense un tiempo, váyanse a un lugar callado y cada quien escriba, y lo digo literalmente, papel y pluma, escriban su propio Magníficat, ese canto de alabanza y de acción de gracias de su propia vida. El Señor ha hecho cosas grandes en mí. Hagamos un alto en nuestra vida y reconozcamos todo lo grande que ha hecho el Señor con nosotros.
Evangelio de hoy, lunes 22 de diciembre de 2025
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