Evangelio de hoy

Martes de la 5° Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 14, 27-31a

“Mi paz os doy”

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado. Palabra del Señor.

Meditación

En el corazón del cristiano está latente el don de la paz, fruto de la Resurrección del Señor, signo y expresión de su reinado sobre el poder del mal y la muerte. Es un saludo que implica un don y una tarea a vivir en la cotidianidad de la vida. La paz que no es tranquilidad sino, la seguridad del auxilio divino, de saber que el Señor está siempre con nosotros.

El que tiene a Cristo en su corazón viviendo su proyecto de vida, vive en paz y goza de la alegría de su vocación cristiana, contagiando la alegría del amor de Cristo. Pero también es necesario declarar la guerra contra las injusticias, la explotación de los demás, y la mundanidad que se anida en el corazón humano y en nuestros propios corazones. Trabajar por una cultura de la paz, la fraternidad y la solidaridad universal para que el mundo progrese según los designios de Dios, debe ser la vocación del laico en el mundo.

Cristo es “nuestra paz” ( Ef 2,14), y que en el texto también nos promete la presencia permanente del Espíritu Santo, como maestro y alma de la Iglesia. Él dirige nuestra vida para una comprensión cada vez mayor de lo que Jesús nos dijo e hizo por nosotros.

Gracias Señor porque eres la paz de nuestras vidas y del mundo entero.

Haz que dando testimonio de ti edifiquemos un mundo de paz.