Hoy celebramos el día de Santa Teresita del Niño Jesús, también conocida como Teresa de Lisieux. Fue una monja carmelita francesa que se convirtió en una de las figuras más influyentes de la espiritualidad católica del siglo XX.

Santa Teresita nació en Alençon, Francia, en 1873.…

Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo…

¡Hoy celebramos el día de San Pío de Pietrelcina!
San Pío, también conocido como Padre Pío, fue un fraile y sacerdote franciscano italiano que vivió entre 1887 y 1968. Es famoso por haber recibido los estigmas de Cristo, es decir, las mismas heridas que Jesús sufrió en la cruz.…

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Evangelio de hoy, sábado 13 de diciembre de 2025
Destacada, El Evangelio de Hoy

Evangelio de hoy, sábado 13 de diciembre de 2025 

Evangelio de hoy

SÁBADO  DE LA 2° SEMANA DE ADVIENTO

Evangelio según San Mateo 17, 10-13

“Debe venir a poner en orden todas las cosas”

En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?” Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista. Palabra del Señor.

Meditación

Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Ya en el capítulo once, versículo quince, Jesús había declarado que Juan el Bautista era Elías; pero esto debe entenderse de manera figurativa y espiritual, no literal. Juan no era la misma persona que Elías, ni una reencarnación de su alma, sino que actuó como precursor de Cristo ‘en el espíritu y poder de Elías’ como se dice en el primer capítulo del Evangelio de san Lucas, cumpliendo así la profecía de Malaquías de ‘preparar el camino del Señor’.

En el ‘espíritu y poder’, es decir, en su modo de vivir, su ministerio y sus obras. Juan, en efecto, era un gran profeta que vivía en el desierto y tenía un celo ardiente por la verdad. Pero los escribas no reconocieron el espíritu de Elías en san Juan: no reconocieron ese fuego apasionado por Dios y por la salvación de los hombres y, por eso, dice el Señor, ‘no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana’, anunciando que, de igual manera, padecería Él.

Y es que esa es la consecuencia de quienes defienden los derechos divinos y de quienes hablan de parte de Dios sobre el modo más humano de vivir: ser silenciado, ser desconocido, ser perseguido y quitado de en medio y, si es necesario, ser incluso, aniquilado. 

Eso le pasó a Elías, excepto la aniquilación, le pasó a Juan, le pasó a Jesús; eso le ha pasado y le está pasando a cientos de miles de auténticos cristianos que han decidido anunciar a Jesucristo. Pero sus muertes, solo atestiguan la grandeza y el poder de vida de la Palabra hecha carne, porque al morir por Cristo, fortalecen la autoridad moral de su testimonio.

Y tú, ¿cómo reaccionas cuando el nombre de Dios es usado en vano o ultrajado? ¿cómo respondes cuando se desprecia a Cristo y se difama su nombre y su legado? ¿qué haces cuando se injuria a la Virgen o a la Iglesia, Cuerpo de Cristo? 

Posiblemente hablar o reaccionar y proclamar la verdad, te parezca fanatismo o exceso; posiblemente defender la fe te parezca inapropiado o innecesario en el contexto actual; pero creer eso y tener una fe de armario o de templo o de solo tradición, una fe acostumbrada a negociar y a no sufrir, es una fe que, poco a poco, nos va haciendo cómplices de los poderes de este mundo y de sus intereses oscuros e inhumanos y el malvado vence hasta que el bueno actúa.

Por eso hoy Cristo te invita a romper la inercia, a romper el silencio, ‘no te dejes vencer por el mal, al contrario, vence el mal haciendo el bien’. Deja actuar al Espíritu Santo y su poder, recibidos plenamente en la Confirmación y, como san Juan Bautista, trasciende, deja huella, sé valiente, deja la imagen y la Palabra de Cristo en cada encuentro; no tengas miedo de vivir en la verdad y de anunciarla a los demás, proclama siempre a Jesucristo como el único Salvador y Señor de la historia, trabaja en tu conversión y busca siempre la conversión de quienes te rodean.

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