Evangelio de hoy

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN. (MO).

Sábado de la 15ª Semana del Tiempo Durante el Año

“Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos

Evangelio según San Mateo 12, 14-21

Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: “Éste es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre”. Palabra del Señor.

Meditación

Se le presenta a Jesús con carácter manso, humilde y complaciente con las imágenes que nos entrega Isaías: “no quebrará la caña doblada”, “no apagará la mecha humeante”. Nos enseña que de verdad tiene paciencia y sabrá esperar para lograr la salvación de los seres humanos y por más grande que sea la maldad y la ingratitud de los hombres, su paciencia y bondad las superan ampliamente. San Pablo entendió esto diciendo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia”. Lo que venga de Dios siempre excede superando incluso las expectativas que se tenga en cualquier circunstancia de la vida. ¡Gran lección!: Él no es un líder que busca violencia, ni estará apoyando experiencias que atentan contra la dignidad de la persona humana, ni ideologías que desvían lo esencial de la vida divina y humana, ni alguien que vive un espiritualismo alejado del compromiso y respuesta a las necesidades de los hermanos de cada tiempo.

Jesús no está de acuerdo con la hipocresía o rigidez de los fariseos. Es humilde y paciente, indulgente ante la debilidad humana, ante una mujer explotada, ante un ladrón que se arrepintió de corazón, defensor y reivindicador de la justicia en todo y para todos, particularmente para los más frágiles; es totalmente humano, también derramó lágrimas porque amaba a su amigo. Tan manso que elige no las armas o el derecho (la ley) para que el Evangelio se encarne, sino el amor y la bondad. Aunque parezca que todo está perdido, que la lucha se empezó perdiendo ante los poderosos que impulsan el cambio de cultura hacia una de muerte y con otros parámetros, sabemos que no todo está perdido, pues Dios es Todopoderoso y siempre cumple con su promesa. Jesús está vivo, y sigue teniendo el mismo poder, porque Él es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Heb 13,8). Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.

Perdón Señor porque muchas veces no confiamos plenamente en que Tú eres capaz de darnos aquello que te estamos pidiendo, por ello te decimos: “yo creo Señor, pero aumenta mi poca fe”. Ayúdanos a vivir también tu paciencia y mansedumbre sabiendo que si Tú viviste de esa manera, es modelo para nuestra experiencia cotidiana. Gracias por venir a nuestro encuentro y sanarnos, curarnos liberarnos y convertirnos en verdaderos cristianos de esta hora, en donde existe tanta inseguridad e incertidumbre a los grandes desafíos cada vez más complejos. Amén.