Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA SEMANA 28° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Lucas 12, 8-12
“El Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios“
Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres no será reconocido ante los ángeles de Dios. Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir”. Palabra del Señor.
Meditación
Se autoelimina quien atenta contra el Espíritu Santo. El Concilio Vaticano II nos ubica en plena misión, o al menos a quienes son enviados por la Iglesia: “Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe la tarea de propagar la fe según su condición, Cristo Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que quiere para que le acompañen y para enviarlos a predicar a las gentes (cf Mc 3,13s)”. A las gentes.
El hombre (creyente), sin embargo, se vincula totalmente a la obra del Evangelio, gracias a la moción y la fortaleza del Espíritu Santo. Porque el enviado entra en la misión de Aquel que se anonadó tomando la forma de siervo (Flp 2,7). Es decir, se hace disponible “a perseverar toda la vida en su vocación, a renunciarse a sí mismo y a todo lo que tuvo hasta entonces, y hacerse todo para todos” (1Cor 9,22; Ad gentes 23-24). Hasta el escándalo de la cruz.
Se comprende pues a quienes desean “imitar a la llena del Espíritu Santo”, a la Virgen María; a los que “se abrazan a Cristo, que nos quiere amigos”; y están dispuestos a dar la vida “en nombre de Dios y las causas que valen la pena”. También se compadece a quienes no se interesan por Cristo, y a quienes lo rechazan de manera explícita. No saben lo que se pierden y arriesgan de auto eliminarse de las cuestiones humanitarias, religiosas y morales.
¡El Señor se acuerda de su alianza eternamente!
¡Estirpe Abraham, su siervo;
hijo de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
Él gobierna toda la tierra.
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