Evangelio de hoy

Sábado de la 6° Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 16, 23b-28

“El Padre os ama, porque vosotros me amáis y habéis creído”

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre”. Palabra del Señor. 

Meditación

En el Nombre de Jesús y del Espíritu Santo. Buscamos la unidad en la diversidad gracias al misterio de nuestro Dios, uno y trino. Es un artículo de fe, que nos motiva a confiar en Dios y en Jesús, en sus palabras, gestos, y acciones. Solemos decir que nos adherimos a Él, a su persona, mensaje, misión. De allí, que nuestro testimonio tiene su gran sustento divino y riesgo humano. El riesgo de todos los tiempos y lugares consiste en la desvalorización de “lo religioso” como en nuestra época de “secularización”. Es decir, la creencia en la oposición entre fe y ciencia, o en la gran confianza en la sola ciencia. Riesgo por la supuesta proximidad de algún daño. Se nos insiste pues a no tener miedo.

San Germán de Constantinopla (s. VII) vivió en la época en que se creía que Jesús fuese solo Dios y no humano (monofisismo), que tuviera solo una voluntad (monotelismo) y que las imágenes eran inútiles (ikonoclastia). De allí las apariencias (docetismo) y la desvalorización de la voluntad humana de Jesús. En consecuencia, hoy día se dudaría de la buena voluntad, del libre albedrío, y prácticamente no se necesitaría de Dios, y menos de la Iglesia.

Esto se aclaraba en la medida en que la fe en Jesús, Hijo de Dios y de la Virgen María, encontraba la armonía con la fe en la “madre de Dios” (teotokos). Con la fe puesta en ella nos ayudamos a no desviar del camino hacia un Dios lejano, que no tiene mucho que ver con la humanidad del salvador, y con la necesidad de construir un mundo más humano.

¡Dios es el rey del mundo!

Porque Dios es el rey del mundo: toquen con maestría.

Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.