“Escuchar con los oídos del corazón” es la reflexión del Papa Francisco para la 56 Jornada de las Comunicaciones Sociales

El año pasado reflexionamos sobre la necesidad de “ir y ver” para descubrir la realidad y poder contarla a partir de la experiencia de los acontecimientos y del encuentro con las personas. Siguiendo en esta línea, deseo ahora centrar la atención sobre otro verbo, “escuchar”, decisivo en la gramática de la comunicación y condición para un diálogo auténtico, dice el Papa Francisco, a continuación 8 puntos resaltantes de la 56 Jornada de las Comunicaciones Sociales:

1. Cerrar el oído conduce a la agresión hacia el otro

Escuchar “sigue siendo esencial para la comunicación humana”, sin embargo, la tendencia es a “dar la espalda y cerrar los oídos”. “La negativa a escuchar a menudo termina convirtiéndose en agresión hacia los demás”, enfatiza el Papa Francisco. El riesgo es grave: Solo prestando atención a quién escuchamos, qué escuchamos, cómo escuchamos, podemos crecer en el arte de comunicar, cuyo centro no es una teoría o una técnica, sino la capacidad del corazón que hace posible la proximidad.

2. Escuchar las historias de los migrantes

“Todos tenemos oídos, pero muchas veces incluso aquellos con un oído perfecto no pueden escucharse unos a otros. De hecho, hay una sordera interior, peor que la física”, observa el Pontífice. Con esto en mente, traslada la atención a la realidad de la migración forzada, un problema complejo para el que nadie “tiene lista la receta” para resolverlo.

Para superar los prejuicios sobre los migrantes y derretir la dureza de nuestros corazones, debemos tratar de escuchar sus historias. Darle a cada uno de ellos un nombre y una historia. Muchos buenos periodistas ya lo hacen. Y a muchos otros les gustaría, si tan solo pudieran. ¡Alentémoslos! ¡Escuchemos estas historias! Todos serán entonces libres de apoyar las políticas migratorias que consideren más apropiadas para su país. Pero tendremos ante nuestros ojos, en todo caso, no números, no peligrosos invasores, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, expectativas, sufrimientos de hombres y mujeres a los que escuchar.

3. La “infodemia” generada por la desconfianza

Con la misma aprensión, el Papa nos anima a derribar ese muro de desilusión y cinismo que se ha levantado entre la gente común, seguramente alimentado por la pandemia. Tanta desconfianza acumulada anteriormente hacia la “información oficial” ha provocado también una “infodemia”, dentro de la cual cada vez es más difícil hacer creíble y transparente el mundo de la información.

4. Con las redes sociales, la tendencia de orillar y espiar está creciendo

“Debemos escuchar y escuchar en profundidad, especialmente el malestar social aumentado por la ralentización o el cese de muchas actividades económicas”, anima el Papa, pero con cuidado porque “hay un uso de la escucha que no es una verdadera escucha, sino su opuesto: escuchar a escondidas”.

Una tentación siempre presente que hoy, en la época de la web social, parece haberse agudizado es la de escuchar a escondidas y espiar, explotando a los demás para nuestro propio interés. Por el contrario, lo que hace que la comunicación sea buena y plenamente humana es precisamente escuchar a quienes estamos frente a nosotros, cara a cara, escuchar al otro al que nos acercamos con una apertura leal, confiada y honesta.

5. Escucharse

Otra deriva de la escucha es la que lamentablemente aparece también en la vida pública, donde, en lugar de escucharnos unos a otros, hablamos a menudo de nosotros mismos, añade el Papa.

Es un síntoma de que, más que la verdad y la bueno, se busca el consentimiento; más que escuchar, estamos atentos a la audiencia. La buena comunicación, en cambio, “no trata de impresionar al público con el objetivo de ridiculizar al interlocutor, sino mas bien prestar atención a las razones del otro y trata de captar la complejidad de la realidad”, subraya el Papa. Y esto también se aplica a los debates en la Iglesia. Es triste cuando, incluso en la Iglesia, se forman alineaciones ideológicas, la escucha desaparece y da paso a estériles contrastes.

6. Sí al diálogo, no al “duálogo”

Otro riesgo que señala el Pontífice es que “en muchos diálogos no comunicamos nada”, sino que “estamos simplemente esperando a que el otro termine de hablar para imponer nuestro punto de vista”. El diálogo se convierte así en “un duálogo, un monólogo en dos partes”, escribe el Papa Francisco, tomando prestada una expresión del filósofo Abraham Kaplan.

No se comunica si no se ha escuchado primero y no se hace buen periodismo sin saber escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa, es necesario haber escuchado durante mucho tiempo. Para contar un hecho o describir una realidad en un reportaje, es imprescindible haber sabido escuchar, dispuesto también a cambiar de opinión, a modificar las hipótesis de partida.

“Solo si se sale del monólogo se puede llegar a esa concordancia de voces que es garantía de una verdadera comunicación”, remarca el Papa, quien recuerda una de las reglas básicas del periodismo, la de “escuchar más fuentes”, porque esto “asegura confiabilidad y seriedad a la información que transmitimos”.

7. El cansancio de la escucha y el “martirio de la paciencia”

Por supuesto, escuchar es un “cansancio”, admite el Papa. ¿Cómo afrontarlo? El Pontífice nos recuerda que el “martirio de la paciencia”, esta virtud es necesaria “para escuchar y hacerse oír en las negociaciones con los interlocutores más difíciles, para obtener el mayor bien posible en condiciones de limitación de la libertad”. Pero incluso en situaciones menos difíciles, la escucha requiere paciencia, junto con la capacidad de dejarse sorprender por la verdad, aunque sea “un fragmento”.

8. Un apostolado del oído

Básicamente es un “apostolado del oído” que ojalá, pueda caracterizar el proceso sinodal. Oremos para que sea una gran oportunidad de escucha recíproca. La comunión, en efecto, no es fruto de estrategias y programas, sino que se construye sobre la escucha recíproca entre hermanos y hermanas. Como en un coro, la unidad no exige la uniformidad, la monotonía, sino la pluralidad y variedad de voces, la polifonía.

Por Pbro. Francisco Ocampos, Asesor de la Pastoral de Comunicación de la Arquidiócesis.

Domingo 29 de mayo, 56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.