SANTA MISA
Miércoles 24 de septiembre de 2025
HOMILÍA
VIRGEN DE LA MERCED, PENITENCIARÍA DE TACUMBÚ
INVITEN A LA VIRGEN MARÍA EN SUS VIDAS, ELLA
INTERCEDERÁ POR SUS NECESIDADES
Muy queridos hermanos en Cristo:
Es para mí muy grato compartir con ustedes y celebrar hoy esta gran oración de acción de gracias que es la Eucaristía, fuente de nuestra salvación, en la fiesta de nuestra Madre y Patrona, la Virgen de la Merced. En la Eucaristía conmemoramos la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo que, con ese sacrificio, nos posibilitó la libertad verdadera y por Él somos hijos adoptivos de Dios y podemos llamarle “Papá”, es decir, ¡Padre Nuestro!
Por eso, con las palabras del salmista exclamamos: “Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre.”
La libertad y el Sí de María
De hecho, la mayor libertad, la redención, fue posible gracias a la Virgen María, al dar su Sí para hacer posible que Dios se haga uno de nosotros por medio de Jesucristo, su Hijo.
La Virgen María fue el ser humano más libre que la historia de la humanidad haya conocido, pues ella nació libre del pecado original y toda su vida fue preservada del pecado, que es esclavitud y muerte. Por eso también, cuando finalizó su vida terrenal, fue llevada por Dios al cielo en cuerpo y alma. Es lo que celebramos el 15 de agosto: la solemnidad de la Asunción de María a los cielos.
La intercesión de la Virgen en nuestras necesidades
El evangelio que hemos escuchado nos deja un claro mensaje: la Virgen María está muy atenta a nuestras necesidades, incluso si nosotros no nos damos cuenta. Si la invitamos a la fiesta de nuestra vida, no va a faltar su intercesión por lo que cada uno de nosotros necesita y que en el evangelio de Juan es la falta de vino. Sin el vino, se acaba la fiesta.
Pero para que ocurra el milagro de que el agua se convierta en vino, es decir, para que lo que necesitamos tenga una respuesta favorable de Jesús, el Señor, la Virgen María nos pone una condición: “Hagan todo lo que Él les diga”.
Obediencia al mandamiento del amor
Por la Virgen María y con ella seamos obedientes a la voluntad de Dios que se resume en el mandamiento del amor. “Amor a Dios y amor al prójimo como a uno mismo”.
Qué importante es este mandamiento del amor para todos, pero en especial para ustedes, queridos hermanos, que están privados de su libertad. Practiquen la caridad, la solidaridad y la fraternidad entre ustedes. Construyan lazos de sana amistad. Consuélense mutuamente. Sirvan de apoyo a sus compañeros más débiles. Compartan lo poco que tienen y, de ser posible, recen juntos un Ave María, un misterio del santo rosario o, en todo momento, aférrense a la mamá, la Virgen de la Merced, con esta simple jaculatoria: “Ave María Purísima, sin pecado concebida.” De esta manera, ella estará permanentemente invitada en sus mentes y en sus corazones y, sin que ustedes lo sepan, ella estará intercediendo ante su hijo, Jesucristo, por sus necesidades.
Jesús no niega nada a su Madre
Jesús no se niega, no le puede negar nada a la Virgen María y se producirán los milagros o los signos que cada uno de ustedes necesitan para sentirse libres, mientras estén en prisión, y, luego, por la gracia de Dios, cuando recuperen su libertad por medio de la justicia y puedan estar de nuevo con sus seres queridos.
Esperanza para quienes están privados de libertad
Hoy no podemos dejar de recordar al querido papa Francisco, que siempre demostró su cercanía con los presos. Él decía: “Todos tenemos derecho a la esperanza, más allá de cada historia y de cada error o fracaso”, porque en la cárcel, lugar de “humanidad probada, atravesada por dificultades, culpas, juicios y sufrimientos, el deseo de redención y de perdón tiene el rostro de Cristo y del Dios de la misericordia… Todos ustedes deben mirar hacia esta puerta de la esperanza. No hay vida humana sin horizontes. Por favor, no pierdan los horizontes que verán a través de esa puerta de la esperanza”. (Cárcel de Montorio, Verona, 18 de mayo de 2024).
Tampoco podemos dejar de pedir a las autoridades nacionales que busquen y promuevan condiciones de vida digna para los presos y para todos los que trabajan en el sistema penitenciario. Que se avancen en las reformas necesarias para que las cárceles no sean un depósito humano, sino lugares dignos que permitan a las personas privadas de libertad su rehabilitación y reinserción en la sociedad.
La verdadera libertad en Cristo
Jesucristo nos trae una forma nueva y suprema de libertad: la libertad de los hijos de Dios. Esta libertad consiste en ser libre de todo lo que va contra la voluntad de Dios, a fin de ser libre para Dios. Ser libre significa, entonces, haber cortado todas las cadenas que impiden amar, para poder atarse con amor a Dios y a los demás. Libertad de los hijos de Dios es liberación del pecado y del egoísmo para poder amar.
San Pedro Nolasco y la obra mercedaria
En el siglo XIII, san Pedro Nolasco y sus colaboradores vivieron muy de cerca la experiencia de muchos cautivos, prisioneros de guerra, oprimidos, y, con el propósito de ayudarlos y liberarlos, formaron la comunidad de frailes Mercedarios dedicados a la redención de cautivos. Y, como eran hombres de gran fe, pusieron toda su obra bajo la protección de Santa María, Virgen de la Merced, madre nuestra espiritual. ¿Qué mejor protectora y animadora podían encontrar en tan difícil ministerio?
Hoy, la liturgia de la Iglesia hace memoria de la Virgen María bajo el título de La Merced. A ella nos dirigimos con fe:
Oración a la Virgen de las Mercedes, Madre de la Esperanza
Virgen de las Mercedes, Madre y Protectora, Madre de la Esperanza, ruega por nosotros. Ponemos en tus manos a los cautivos, a los secuestrados, a los desaparecidos y a quienes son privados de libertad en los reclusorios. Consuela a las familias que esperan en el dolor, fortalece a quienes buscan rehabilitación y abre caminos de reinserción digna en la sociedad. Que en medio de las pruebas no perdamos la fe, mantengamos viva la esperanza y caminemos siempre en el amor de Cristo.
Amén.
Asunción, 24 de septiembre de 2025
Adalberto Cardenal Martínez Flores
Arzobispo Metropolitano de Asunción
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