CON MARÍA, ORAMOS Y VIVIMOS EL MAGNÍFICAT 

Hermanas y hermanos en Cristo:

En esta gran fiesta del arquidiócesis y de todo el Paraguay, llenos del Espíritu Santo, junto con Isabel, le decimos hoy y siempre a la Virgen de la Asunción.  nuestra Madre: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre María responde: “Desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque el  Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo y Su misericordia  llega a sus fieles de generación en generación”

Si bien el dogma de la Asunción de María se definió recién en 1950, ya en las primeras comunidades cristianas y a lo largo de los siglos, la tradición de la  Iglesia recoge que la Mujer, concebida sin pecado original, que en su seno  virginal recibió a Dios, hecho hombre en Jesús, por medio del Espíritu Santo, no  sufrió la corrupción de la muerte y que fue asunta al cielo en cuerpo y alma  Nuestra propia historia está identificada con la Virgen de la Asunción desde sus  inicios. Un dia como hoy, hace 487 años, 15 de agosto de 1537, se fundaba  nuestra ciudad capital que recibió el nombre de la Asunción.

María ha dicho sí, María ha aceptado ser fecundada por el Espíritu, María es  portadora de la salvación, María es fuente de alegría. Ella nos lleva a celebrar  la obra de Dios y lo que esa obra significa para los hombres, y nos lleva a  preguntarnos si nosotros, y toda la Iglesia, somos también portadores de la  alegría de la salvación. Para serlo, tenemos que decir si al plan de Dios, al plan  del Evangelio. Y dejar que el Espíritu nos fecunde. La humildad es tierra  fecunda para germinar su Gracia.

En las maravillas que ha realizado el Señor en María, ésta reconoce el estilo o  el modo de actuar del Señor en la historia de la salvación de los hombres  Confiesa que Dios se complace en subvertir el orden establecido por la  injusticia de los ricos, de los orgullosos, de los dominadores de este mundo, y  que esto lo hace enalteciendo a los más humildes. EI Señor humilla, desbarata  y despoja a los señores de este mundo (cf. Sal 89, 10s; Job 12, 19) y ensalza y  colma de bienes a los más pequeños, a los hambrientos, a los pobres y  explotados (cf. 6, 20; Mt 5, 3s).

La venida de Cristo en “la humildad de su esclava” comporta este cambio de la  condición humana y del orden del mundo que supone la instauración del reino de Dios en el que sólo pueden entrar los que sientan hambre de salvación  María es la primera en cantar, en salmodiar este orden nuevo del Reino.

EI canto del Magnificat es algo más que una “proclama social” y nos descubre  que solamente Dios es la riqueza verdadera; por eso, el que se encuentra lleno  de si mismo y de sus cosas, en realidad está vacío. Sólo abriéndose a la  hondura de Dios y de su amor, al recibir la gracia del perdón y al extenderla  hacia los otros, el hombre llega  a convertirse verdaderamente en rico. El Ejemplo máximo es la figura de María.

La presencia de Dios sobre la tierra debe traducirse en una transformación que  cambia todos los fundamentos del poder mundano. La grandeza de los  poderosos que solo se ocupan de su propio provecho, mientras sufren los  humildes de la tierra, va contra la Voluntad de Dios, por mucho que vistan su  poder con discursos y gestos aparentemente religiosos. Dios se ha definido por  Jesús como el amor que auxilia y enriquece a los pequeños.

De allí la opción preferencial de la Iglesia por los pobres, por los pequeños, por  los vulnerables. Por eso estamos llamados a ser una Iglesia pobre para los  pobres. No descartando a los ricos ni la riqueza, sino las actitudes de codicia y  egoísmo que, por acumular riqueza, atropellan los derechos humanos básicos y  la dignidad de las personas.

La figura, las actitudes y el profundo mensaje que María nos entrega hoy en el  Magníficat nos interpelan como Iglesia y como sociedad.

En este mes de agosto, tanto la Conferencia Episcopal Paraguaya como el el  Papa Francisco nos piden que recemos por los políticos. En la intención para  agosto, los obispos del Paraguay pedimos por nuestros gobernantes, para que  sean conscientes de su responsabilidad de buscar el bien común y el desarrollo  de nuestros pueblos

El Papa Francisco nos pide rezar por los políticos, porque no se puede avanzar  hacia la fraternidad que la sociedad y el mundo necesitan sin los líderes  políticos. Dice el Papa: Hoy la política no tiene buena fama: corrupción,  escándalos, alejada del día a día de las personas. Como dijo Pablo VI, la  política es una de las formas más altas de la caridad porque busca el bien  común. Es la política con mayúsculas, que escucha la realidad, que está al  servicio de los pobres…Si la vemos así, la política es mucho más noble de lo  que aparenta. Agradezcamos a los muchos políticos que desempeñan su tarea  con voluntad de servicio, no de poder… y ponen todos sus esfuerzos por el bien común. Oremos para que los líderes políticos estén al servicio de su pueblo,  trabajando por el desarrollo humano integral, trabajando por el bien común.  dando prioridad a los más pobres (Oración del Papa para el mes de agosto)  Las promesas electorales han suscitado muchas esperanzas en el pueblo, no  las defrauden Salud, educación, empleo, seguridad, vivienda… en definitiva  los derechos humanos básicos para una vida digna y plena.

Ha habido algunos avances, sobre todo en materia económica, como la  calificación de nivel de inversión del país, la estabilidad macroeconómica, el  impulso de algunas leyes para la reforma del Estado, los programas para la  alimentación escolar y el acceso a la vivienda, entre otros.

Somos conscientes de que un año es poco tiempo, pero es necesario dar  señales claras e inequívocas de que la prioridad es la gente y sus necesidades  básicas; es importante dar pasos concretos, gestos y decisiones que atiendan  las carencias más urgentes de la población. Hacer opciones valientes por los  que sufren exclusiones sociales, que claman reivindicaciones justas, para ganar  y recuperar tiempos perdidos.

Las consideraciones de gobierno no solo se deben basar en números  económicos, que muchas veces ocultan la realidad social de una mayoría  todavía carente y excluida, a la que se le niega la educación de calidad y la  salud universal, que son precondición necesaria para una vida digna. Así  también, se debe evitar la subordinación de las instituciones públicas al poder  económico, que subyuga voluntades e impide un ejercicio democrático más  genuino, no limitado solo al ritual de elecciones periódicas.

A los dirigentes políticos, sobre todo a los católicos y a los de buena voluntad, a  las gobernaciones de los 17 departamentos y a los 224 distritos municipales de  la Rca., al distrito Capital Asunción, les pedimos: no olviden ni posterguen a los  pobres; escuchen y canalicen sus justos reclamos. Les exhortamos que  impulsen y sostengan con firmeza las políticas sociales que permitan la  promoción humana integral sustentable de los sectores más vulnerables, sobre  todo de los pueblos indígenas, de las familias campesinas, de las familias que  viven en los asentamientos y hacinamientos urbanos, de los desempleados y  de los que tienen empleo precario, que son la mayoría en nuestro mercado  laboral; de las familias desintegradas por la emigración; de las familias  afectadas por la drogodependencia que les causa dolor, sufrimiento, y las  destruye… que el 2025 año jubilar para toda la Iglesia sea de júbilo y grandes realizaciones para el desarrollo integral sustentable de nuestra nación  paraguaya.

Que la corrupción y la impunidad no roben los recursos y las esperanzas de la  gente. Es incompatible ser buen cristiano y ser corrupto. EI bien común de la  nación está por encima de los intereses personales y de grupos particulares. El  orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política. Un  Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de  ladrones, dijo una vez San Agustín (cfr. Deus Cáritas Est, 28).

En toda sociedad humana se da una lucha entre la Mujer vestida de sol y el  dragón personificación del mal. La lucha entre el bien y el mal, entre la bondad  y el egoísmo, la justicia y la mentira, la honestidad y la corrupción, las  antagónicas luchas entre fautores de muertes, discordias y guerras, crímenes  organizados, que arrebatan vidas humanas, en lucha contra los fautores de  vida, de concordias, con la justicia y el respeto a los derechos humanos y  sociales, con empatía social, la caridad y la solidaridad organizada. La Mujer,  María ha dado a Luz a Cristo que tiene que reinar hasta que ponga a todos sus  enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte,  porque lo ha sometido todo bajo sus pies. (15 Cor. 15,20)

La fiesta de hoy nos invita a contemplar la historia humana como historia de  salvación.

María, la mujer llena de gracia, la virgen y madre es la primera mujer resucitada  después de Cristo: su vida de gracia es para nosotros puerta de la gracia; su  maternidad nos devuelve en Cristo la dignidad de hijos queridos; su  resurrección y elevación es la prueba de que también nosotros estamos  llamados a elevarnos y participar plenamente de la vida de Dios en la  fraternidad de la Iglesia

Por la intercesión de la Virgen de la Asunción, Patrona del Paraguay, pidamos  al Señor que nos ayude a ser fieles a la Voluntad del Padre, dando testimonio  de nuestra fe en el servicio a la promoción humana integral, para que todos los  habitantes del suelo patrio tengan vida plena en Jesucristo. Madre, piedad,  somos almas ganadas con sangre y cruz de tu Hijo Redentor

Asunción, 15 de agosto de 2024

Adalberto Card. Martínez Flores-Arzobispo Metropolitano de Asunción