Los dos hermanos Constantino y Metodio fueron enviados a Moravia por el patriarca de Constantinopla para anunciar a Cristo. Entre los dos publicaron textos litúrgicos en lengua eslava, escrita en caracteres “cirílicos”, como luego se designaron. En el año 868 fueron a Roma a informar al Papa de sus trabajos. Constantino murió allí con el nombre monástico de Cirilo. Metodio, ordenado Obispo de Smirnium, marchó a Panonia donde desarrolló una infatigable labor de evangelización al servicio de los eslavos. El Papa Juan Pablo II los nombró patronos de Europa junto con san Benito.