EL DESAFÍO DE FORMAR POETAS SOCIALES

Hermanas y hermanos en Cristo:

Nos convoca hoy un acontecimiento singular: la inauguración de un moderno edificio, sede de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica, cuya torre elevada sobresale en el corazón del casco histórico de la ciudad de Asunción, al lado de la Catedral Metropolitana.

El esfuerzo de las autoridades de la universidad para dotar a la Facultad de Filosofía de una infraestructura adecuada para el desarrollo de sus actividades académicas es loable. De hecho, una de las dimensiones que se evalúa para la calidad de la educación es la infraestructura edilicia: muy bien y felicidades por este logro importante.

Dado este paso necesario e importante, les exhorto a poner el mayor de los empeños, esfuerzo, recursos y sobre todo voluntad decidida para construir y fortalecer el otro edificio, sin el cual la universidad podría debilitarse por  su condición de tal: la comunidad universitaria, cuyo centro es la interacción entre docentes y estudiantes. “Mediante esta vinculación, considerada básica en la vida de la universidad, deben surgir las acciones más trascendentes para alcanzar los objetivos de la institución”.

Los edificios, la gobernanza de la universidad, las dependencias administrativas, entre otros, deben orientarse y estar al servicio de las condiciones que favorezcan la creación del medio universitario propicio para la formación integral de las personas que forman parte de ella.

En la vida de la comunidad universitaria tiene fundamental importancia el diálogo, la escucha mutua, el reconocimiento del otro, el caminar juntos, en sinodalidad, para que la misión de la universidad se cumpla a cabalidad por medio de sus dimensiones de docencia, investigación y extensión.

En un contexto mundial caracterizado por la tecnocracia, Inteligencia Artificial, por la posverdad, por los conflictos y en una sociedad nacional en la que se ha perdido el horizonte moral y ético, la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas tiene el imperativo de constituirse en un faro con lúcidos aportes para la sociedad desde sus diversas disciplinas.

La Facultad de Filosofía, junto con la de Derecho, fueron las primeras creadas, con la fundación de la Universidad Católica, como voluntad de los obispos para contribuir desde la enseñanza superior a la sociedad paraguaya.

En los duros años del régimen autoritario la pasada dictadura, la Facultad de Filosofía, en particular, y la Universidad Católica, en general, cumplieron un rol importante de cara a la sociedad. Uno de sus destacados docentes de aquella época, el filósofo, Prof. Dr. Adriano Irala Burgos, caracterizó a la institución como “isla de libertad”, porque era el único refugio que cobijó a académicos, pensadores, estudiantes y ciudadanos, sin distinción, que no comulgaban con el régimen, donde podían expresar y debatir críticamente acerca de la dura realidad de la época.

Era la época del “sótano”, como se conocía a la Facultad de Filosofía, con grandes limitaciones de infraestructura, pero con una comunidad académica fuerte, crítica, combativa, que formó a generaciones de importantes pensadores, cuyos aportes se recogen en las investigaciones y publicaciones de gran nivel científico e intelectual que obran en las principales bibliotecas y archivos del país.

Del “sótano” a este moderno edificio, que sobresale por su imponente presencia, hay un salto cualitativo importante en cuanto a infraestructura. Ahora es momento de retomar y fortalecer la tradición de esta Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas como “isla de libertad”, faro de la ética y de la verdad y formadora de “poetas sociales.”

Me permito citar al Santo Padre: Quizá la misión de la universidad es la de formar poetas sociales, hombres y mujeres que, aprendiendo bien la gramática y el vocabulario de la humanidad, tienen chispa, tienen el destello que permite imaginar lo inédito. No se olviden esa expresión: formar poetas sociales. Estudiando la lengua, que tiene una historia larguísima, su alma panorámica los hace exploradores del futuro. Quizás la misión de la universidad es preparar coreógrafos sociales, hombres y mujeres que vislumbran en el pueblo una danza, un baile donde cada uno contribuye a la gracia del movimiento total y nadie es excluido. Coreógrafos sociales, atrevido decir esto, pero este es el sentido. Y si tuviera ahora que traducir la palabra «misión» en ámbito académico, usaría el vocablo «investigación» … Que sus ateneos, como instituciones académicas particulares y como redes de universidades católicas, puedan convertirse en centros de investigación valorados en todo el mundo. También así formarán mentes misioneras. (Discurso a los rectores de la ODUCAL, 4 de mayo, 2023).

Es un momento propicio para recordar con gratitud a tantos docentes, estudiantes y funcionarios administrativos que dedicaron su vida a esta Facultad y lo ubicaron en un sitial de prestigio. Permítanme mencionar, como homenaje póstumo, a algunos de los destacados docentes de la Facultad de Filosofía, en cuyo ejemplo les invito a inspirarse para el momento actual de esta unidad pedagógica: Vitalina Páez, Sady Saguier Negrete, Josefa Brítez de Airaldi, Nina Villalba, Adriano Irala Burgos, Secundino Núñez, Vicente Sarubbi, Óscar Serafini, Carlos Dejesús Ramírez, entre otros.

El Espíritu Santo, con sus dones de consejo, sabiduría y ciencia, nos ilumine y nos guíe para hacer de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” un instrumento eficaz para cumplir su misión fundacional: Una contribución de la Iglesia para consagrarse sin reserva a la causa de la Verdad al servicio de la dignidad de la persona humana y del bien común de la sociedad paraguaya.

Asunción, 18 de septiembre de 2023.

 

+ Adalberto Cardenal Martínez Flores

Arzobispo Metropolitano de la Asunción

Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya