EN LA PATRIA, TODOS SOMOS HERMANOS

Hermanas y hermanos:
A ti Dios y Señor te alabamos, te bendecimos y te glorificamos con inmensa gratitud por el aniversario 213ª (ducentésimo decimotercero) de la Independencia de nuestra amada República del Paraguay. Gratitud y honor a los héroes de aquella gesta incruenta de nuestra historia.
El mensaje del evangelio que ha sido proclamado en esta solemne ocasión es claro y firme: necesitamos construir nuestra casa, la nación, la República, sobre la roca firme que es Cristo, el Señor, y que se fundamenta en la escucha de su Palabra y ponerla en práctica.
Jesucristo nos dice que toda la ley y los profetas se resumen en el Amor. Amor a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Son dos caminos, dos mandamientos que confluyen y llevan a converger en el Único Amor. Para que no queden dudas de que se trata ese amor, San Juan Evangelista afirma (Jn.1Jn. 4,20): no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al prójimo, a quien vemos. (1Jn.4,8) El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. Si no lo amamos en el prójimo, no lo conocemos y El Señor también nos desconoce rotundamente. Con palabras severas, Él Señor recrimina: Apártense de mis los que hacen el mal, les desconozco. (Mt.7,21). Vivir en paralelo sesgando el resumen de la Ley y los profetas, es ir de contramano a sus mandamientos, con doblez y falsedad.
Por eso no basta decir “Señor, Señor”, sino que se trata de amarlo concretamente en cada hermano y hermana, en todo ser humano, sobre todo en los más pequeños, en los necesitados, en los vulnerables, en los marginados y descartados de nuestra sociedad. (Rm 2:11) Porque Dios no hace acepción de personas, es Dios de todos, trata igual a los ricos y a los pobres, pues todos somos obra de sus manos. (Job 34:19). Pero los preferidos, o favorecidos del Señor son los más vulnerables y necesitados. Él mismo se hizo pobre para favorecernos con la riqueza de la fe.
Celebramos 213 años de la Independencia Nacional. Vivimos tiempos difíciles, con muchos desafíos para la institucionalidad democrática y para que el Paraguay pueda desarrollarse y conquistar siempre más, los desafíos constitucionales que definen a un Estado Social de Derecho.
Construir sobre roca la Patria implica fortalecer la institucionalidad democrática de la República y trabajar arduamente a favor de una sociedad cohesionada en el respeto irrestricto de la dignidad humana, el trabajo, la solidaridad y el interés general, interpretado como el bien común.
Un Estado Social de Derecho se propone fortalecer servicios y garantizar derechos considerados básicos para una vida digna y plena de las personas que habitan en el suelo patrio, priorizando a los más vulnerables pueblos campesinos e indígenas.
Reconocemos y valoramos los avances en materia económica y, sobre todo, aquellas iniciativas que implican beneficios para el país como el acuerdo logrado con el Brasil sobre la tarifa de Itaipú que posibilitará disponer de recursos adicionales para atender las urgentes necesidades sociales, siempre que se apliquen de manera correcta y transparente. Así también, la positiva valoración del país permite abrir mercados para nuestros productos y las posibilidades de atraer las inversiones que podrían contribuir al desarrollo.
Sin embargo, es necesario que encaremos la revisión del modelo económico vigente, que consigue crecimiento, pero sigue predominando la informalidad y no contribuye para mejorar significativamente la inclusión social y la calidad de vida de los sectores menos favorecidos.

Los datos oficiales nos dicen que cerca del 42 % de los trabajadores ganan menos que el salario mínimo, que de por sí es insuficiente para cubrir las necesidades básicas, con productos que suben de precio frecuentemente. A esto agreguemos que la mayoría de nuestra población no tiene posibilidad de una jubilación ni acceso a salud pública o privada.

En su reciente libro, Dionisio Borda nos plantea que la economía debe promover el crecimiento, la distribución del ingreso (empleo digno, salario razonable y seguridad social) y la redistribución del ingreso (con impuestos progresivos y financiamiento de derechos universales como salud, educación, nutrición, acceso al agua potable y saneamiento ambiental y vivienda), así como proteger el medio ambiente en términos amplios, evitando el extractivismo.

La independencia y la soberanía deben traducirse en crear las condiciones para que todos los compatriotas, o extranjeros radicados en el país, puedan satisfacer sus necesidades básicas conforme a la dignidad humana. Duele saber que en una tierra rica en recursos naturales y que produce alimentos para el mundo, haya cientos de miles que pasan hambre, que sufren desnutrición, que viven en ambientes insalubres.

Consideramos que el proyecto “Hambre Cero” en las escuelas, impulsado y fomentado por el Ejecutivo, seria de gran ayuda humanitaria para mitigar las necesidades de alimentación y nutrición de los niños más carenciados del país. Siendo un programa central de Gobierno, todos los sectores sociales, políticos, económicos y, especialmente, la ciudadanía tendrán una mirada cercana a cada detalle del proceso, para su eficiente implementación. La transparencia y la integridad de las licitaciones serán señales claras para evaluar la gestión de las autoridades responsables, en cada etapa del proceso. La información pública del avance de cada licitación es imprescindible.

El acceso universal a la salud es un imperativo legal y moral. No podemos seguir consintiendo que los enfermos y sus familias sean sometidos al calvario de buscar recursos (rifas, hamburgueseadas, polladas) para comprar insumos y medicamentos, conscientes de que la salud pública es responsabilidad del Estado.

En este sentido, recibimos con beneplácito el anuncio hecho por el Ejecutivo de que se construyen y construirán varios hospitales equipados en el país y aquí en la capital. Se anuncia también la provisión de insumos a los hospitales públicos. Es importante no defraudar las expectativas y las esperanzas de la gente. El acceso gratuito y universal a la salud es un derecho largamente postergado, y que entendemos que debería planificarse con procesos, a veces no tan inmediatos, que apunten a transformarse en Políticas de Estado. Destacamos también el gran aporte que realizan algunas fundaciones y organizaciones sociales civiles en el país, también con el aporte generoso de países amigos, que brindan gratuitamente ayudas allí donde no logra responder el sistema de salud u otras dependencias del Estado.

Por otra parte, la independencia y la soberanía nacional requieren que las instituciones democráticas funcionen conforme al marco constitucional y se fortalezcan. Para ello, es imperativo que cada poder el Estado cumpla su rol constitucional y cuya condición básica es la independencia, el equilibrio, la coordinación y el mutuo control.

Otro imperativo es fortalecer y custodiar que el Ministerio Público y Poder Judicial mantengan su autonomía frente a los poderes fácticos; que la integridad ética de sus miembros sea indubitable para la ciudadanía y que su actuación se constituya en una garantía para el Estado de Derecho.

Una justicia independiente será la mejor garantía para luchar contra la corrupción, el crimen organizado y la impunidad. Así también, necesitamos una ciudadanía consciente, organizada, articulada y con capacidad de indignación y de reacción ante los hechos que amenazan sus derechos fundamentales y la estabilidad de la República. La calidad de la democracia participativa depende de la calidad, vigilancia y coparticipación de sus ciudadanos.

Exhortamos a los líderes y actores sociales y políticos a fomentar la cultura del encuentro, del buen trato, a propiciar el diálogo entre paraguayos, a buscar consensos básicos que apuntalen el bien común. Las confrontaciones, la polarización, la intolerancia debilitan la cohesión social que necesitamos para encaminar nuestro destino como nación, como patria.

El Paraguay libre, soberano, próspero y feliz que queremos necesita de todos sus hijos unidos en torno a una visión común de país más allá de las diferentes opciones políticas, de los grupos de intereses, o de las convicciones religiosas.

Es necesario dejar de lado las diversas formas de eliminar o de ignorar a los otros; seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social, reconociendo la dignidad de cada persona humana.

Nadie puede enfrentar individualmente los grandes desafíos que nos presenta la realidad nacional. Se necesita crear comunidad con otros, con muchos, sin exclusiones. Es importante soñar juntos. Soñemos como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de sus convicciones, cada uno con su propia voz, pero todos hermanos (cfr. Fratelli Tutti, 8).

Este año, en agosto, que es el mes de la Guarania, nos preparamos para conmemorar el 120 aniversario del nacimiento de uno de los músicos y compositores más notables del Paraguay: José Asunción Flores, creador de la Guarania. Nació aquí en el barrio la Chacarita, Ricardo Brugada, de muy humilde condición social.

Desde niño fue aprendiz y miembro activo de la Banda de Música de la Policía Nacional, donde se formó y se inspiró en sus composiciones musicales.

Que la música de José Asunción Flores, desterrado por sus convicciones políticas y muerto lejos de la Patria que tanto amó, siga resonando en nuestros corazones, recordándonos que nadie debe ser excluido de aportar su talento y su capacidad al servicio de la nación, y que todos somos hermanos.

La Policía Nacional, tiene en su escudo el símbolo del gallo; el mismo representa la gallardía, la vigilancia, el arrojo y la tenacidad en la lucha, valores que deben resplandecer en los y las agentes del orden y seguridad, y que también se reflejan de manera notable en la vida misma e historia de José Asuncion Flores.

La composición de Flores, la polca Kyre’y Gallito Cantor, justamente inspirado en el escudo de la Policía, quisiéremos dedicar a toda la familia de la Policía Nacional, a todas las fuerzas del Orden, a las madres, a los familiares que perdieron a sus hijos en heroicos actos de servicio.

Con esta pieza musical, que recoge la esencia misma de la gallardía y la identidad paraguaya, queremos honrar a la Patria y a todos los conciudadanos que actúan con patriotismo, así como a nuestros compatriotas inmigrantes fuera del país. También queremos compartirla con los miembros del cuerpo diplomático en Paraguay, a través de quienes, sus representantes embajadores, agradecemos a los países fraternos su cercanía, colaboración y amistad.

Con una de sus composiciones más emblemáticas, la polca “Kyre’y Gallito Cantor”, tenemos el honor de rendir homenaje a José Asunción Flores, un músico cuyo legado ha trascendido fronteras y ha enriquecido la cultura musical del Paraguay. Gracias a la Schola Cantorum y a la Orquesta Sinfónica Nacional, invitamos a todos a sumergirse en la belleza de la música paraguaya, celebrando la vida y obra de este gran compositor que supo capturar la esencia misma de su pueblo a través de sus melodías.

Pedimos la intercesión de la Virgen de la Asunción, Madre de Dios, para que, como Patrona del Paraguay, bendiga y proteja a nuestra madre Patria y a todas las madres en su día. ¡Feliz aniversario a la Patria!

Asunción, 14 de mayo de 2024.

+ Adalberto Card. Martínez Flores
Arzobispo de Asunción
Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya