SALUDO, APERTURA 64 SEMANA SOCIAL, VIDA CONSAGRADA

Hermanas y hermanos:

Siempre es grato compartir este encuentro anual de la Vida Consagrada en el Paraguay, que ya está en su edición número 64. Es un espacio de comunión y fraternidad que favorece la cultura del encuentro de una parte importante de la Iglesia, en un acontecimiento que convoca y moviliza a religiosas y religiosos desde todos los rincones del país.

El tema que guiará los tres días de encuentro es “Hacia una Vida Religiosa renovada, en clave sinodal” lo que nos ofrece la oportunidad de retomar las claves del Sínodo sobre la sinodalidad y las intenciones del Papa Francisco.

Como decía el Nuncio Apostólico a los Obispos de Estados Unidos, este sínodo no pretende cambiar la doctrina, sino que nos plantea y nos desafía a asumir y vivir un modo de ser Iglesia. Es retomar la eclesiología del Vaticano II y, en definitiva, es una iniciativa que nos invita a volver a los orígenes, al Evangelio.

Por otra parte, el tema de esta Semana Nacional “una Vida Religiosa renovada” está en comunión con el sueño del Santo Padre, expresado en la evangelii gaudium: la renovación eclesial, la conversión pastoral, la opción misionera.

Apuntar a la renovación en clave sinodal implica asumir las tres palabras claves enunciadas por el Papa en su mensaje de apertura del proceso sinodal en octubre del 2021: encontrar, escuchar, discernir.

En primer lugar, Francisco nos interpela: ¿encarnamos el estilo de Dios, que camina en la historia y comparte las vicisitudes de la humanidad? ¿Estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del “no hace falta” o del “siempre se ha hecho así”?

Hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección. Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar, discernir: tres verbos del Sínodo.

Encontrar los rostros, cruzar las miradas, compartir la historia de cada uno; esta es la cercanía de Jesús. Él sabe que un encuentro puede cambiar la vida. Y en el Evangelio abundan encuentros con Cristo que reaniman y curan.

También nosotros estamos llamados a ser expertos en el arte del encuentro. No en organizar eventos o en hacer una reflexión teórica de los problemas, sino, ante todo, en tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros. Un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración, esta oración que tanto descuidamos: adorar, dar espacio a la adoración, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia; para enfocarnos en el rostro y la palabra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los hermanos, ayudarnos para que la diversidad de los carismas, vocaciones y ministerios nos enriquezca.

El sínodo es un camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial, que se realiza en la adoración, en la oración, en contacto con la Palabra de Dios. La Palabra nos abre al discernimiento y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea una “convención” eclesial, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu. Jesús nos llama en estos días a vaciarnos, a liberarnos de lo que es mundano, y también de nuestras cerrazones y de nuestros modelos pastorales repetitivos; a interrogarnos sobre lo que Dios nos quiere decir en este tiempo y en qué dirección quiere orientarnos.

Les invito que, en clima de oración y de adoración, para escuchar las mociones del Espíritu y bajo su luz y su guía encuentren los caminos y los medios para la necesaria renovación de la Vida Religiosa en el Paraguay. Les deseo un buen y fructífero encuentro.

Asunción, 11 de julio de 2023.

+ Adalberto Card. Martínez Flores

Arzobispo Metropolitano de la Asunción