Evangelio de hoy
MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA
Evangelio según San Juan 3, 7b-15
“Para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”
Jesús dijo a Nicodemo: “Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere: Tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”. “¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”. Palabra del Señor.
Meditación
Cristo ha resucitado, ¿qué debemos hacer? Según san Juan, creer en Dios Padre y en su enviado. Además, el Papa Francisco nos dice que “Es el Espíritu que nos hace resucitar de nuestras limitaciones, de nuestras muertes, muchas necrosis en nuestra vida. Tengamos en cuenta lo que Jesús dice a Nicodemo: debemos nacer de nuevo” (Abril del 2019). Las necrósis son la muerte patológica de células (familias en la sociedad) y tejidos (redes de tráficantes) del organismo personal y socio-cultural. Causadas por agentes nocivos que producen lesiones graves (corrupción) difíciles de reparar o curar: accidentes vasculares y aportes insuficientes de sangre (isquemia), traumatismos al cuerpo.
Nos preguntamos si dejamos lugar al Espíritu en nuestras vidas, a la oración en sus diversas formas, al testimonio cristiano. Ya que el Espíritu vital, es enviado por el Padre y el Hijo, dejémonos acompañar, transformar, sanar.
Levantarse y vencer. Se trata de contar con el Espíritu, de levantar y hacer crecer; de vencer las resistencias internas y los obstáculos del entorno. Recordemos que Jesús había dicho, sin mí nada pueden hacer. Tampoco podremos caminar juntos, ensanchar la tienda, ayudando a vivir como peregrinos de esperanza, sin Él.
El Señor Reina, vestido de majestad; (R/)
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/
Así está firme el orden y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/
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