Un eclipse solar total tendrá lugar en nuestro planeta tierra, el lunes 8 de abril del 2024 y que será visible en los países del norte. Un eclipse solar ocurre cuando la Luna pasa entre la Tierra y el Sol, oscureciendo así la imagen del Sol.

Se cuenta que cuando Santo Domingo (Santo Domingo de Guzmán 1170-1221) apareció una estrella sobre su frente. Esta estrella es interpretada como que en su vida y predicación, Domingo fue como un faro guiando almas hacia Cristo. En su vida de total entrega a Cristo, con los favores del Espíritu Santo, no oscureció la verdad de Cristo, no lo eclipsó, sino más bien fue reflejo radiante de esa luz.

En sus años de estudiante en Palencia vendió sus valiosos libros con el fin de conseguir dinero para ayudar a los pobres que sufrían una gran sequía, y llegó a ofrecerse a ser vendido como esclavo para redimir a cristianos cautivos. Santo Domingo fue siempre una estrella brillante que atrajo almas perdidas a Cristo.

Cuando era adolescente, fue a Palencia para estudiar humanidades y teología, demostrando ya un talento increíble. En una ocasión, angustiado por el sufrimiento que estaba causando la hambruna, no dudó en vender sus preciosos pergaminos para ayudar a los pobres: «¿Cómo puedo estudiar sobre la piel muerta, mientras tantos de mis hermanos se están muriendo de hambre?», dijo a aquellos que no entendieron su opción. Ya entonces alumbraba y ardía de amor por Jesús y María.

En algunas imágenes de Santo Domingo, sostiene un libro en su mano derecha. El libro representa la Biblia, que era la fuente de la predicación y espiritualidad de Domingo. Era conocido como el Maestro Domingo por el grado académico que obtuvo en la universidad de Palencia, España.

Sus conocidos nos dicen que en sus viajes por Europa siempre llevaba consigo el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Esto hace referencia a la visión que tuvo en una de sus noches de vigilia. Mientras Domingo oraba, los Santos Pedro y Pablo se le aparecieron. San Pedro llevaba consigo el Evangelio, y Pablo sus Cartas, con este mensaje: «Ve y predica, porque has sido llamado para este ministerio».

Santo Domingo ha encontrado y predicado con su vida el tesoro encontrado. Tesoro por el cual valía la pena invertir todos sus recursos humanos y espirituales. Cómo se puede adquirir sabiduría sobre la piel seca de pergaminos, teniendo el corazon seco, deshidratado e indiferente ante el sufrimiento de los demás. La sabiduría de obtiene en apacentar el rebaño con la propia sangre. No hay amor más grande, que dar la propia vida por los amigos. (Jn 15,13).

Cómo se pueden llamar amigos o amigotes, cuates para delinquir, para conspirar, amigos de lo ajeno, amigos de la plata, amigos de maquillajes por los intereses personales. Cuando decimos somos un país de amigos, que realmente lo expresemos en clave cristiana y seamos hermanos porque buscamos sobre todo el interés y el sincero bienestar de los demás, la paz se logra con la justicia, fundados e inspirados cómo cristianos en la vida y enseñanzas de Jesús.

Predica, predica, predica y si es necesario también con las palabras, decía San Francisco a sus frailes.

(Mc 16,9) Jesús , a pesar de las incredulidades de los discípulos, El Resucitado, que ha vencido a la muerte, les envía : «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación». (He. 4,13) «Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios. Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído».

La Madre Imelda Zapata, dominica, es modelo de obediencia al querer de Dios, obedeciendo más bien a Dios que a los hombres, mujer de oración y adoración al Santísimo Sacramento. Dijo la Buena Noticia, con su vida lo que ha visto y oído. Según testimonios, pasaba horas enteras delante del Santísimo Sacramento. “Con la oración se sabe que se consigue todo, nada sin ella”.

Por pedido de Mons, Juan Sinforiano Bogarin, arzobispo de Asuncion, es fundadora (1941) de la Congregación de las Hermanas Dominicas Misioneras Parroquiales del Santísimo Sacramento.(Domipass)

¿Por qué no se quedan y me fundan una Congregación acá para que entren mis paraguayas?, ¡hace tanta falta!”. Palabras de Mons. Bogarín a Madre Imelda. El decreto de fundación de la Primera Congregación religiosa femenina en Paraguay fue firmado el día 7 de julio de 1941. En sus últimos momentos repetía esta expresión: “Yo no hago más que orar por la Congregación, por la Iglesia y por mis amadas hijas” Entrego su alma el 22 de marzo de 1974 a los 86 años, hoy hace 50 años.

El Carisma de Sor Imelda, ha sido predicar la verdad, que es Jesucristo el Señor, llevando la buena noticia como misioneras, teniendo a Santa Teresita, como Santa Patrona. Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, monja profesa de la orden de los Carmelitas Descalzas, Doctora de la Iglesia, patrona de las misiones. Durante su vida, Teresa descubrió «luces nuevas, significados ocultos y misteriosos» (Ms A 83 v) y recibió del Maestro divino la «ciencia del amor», que luego manifestó con particular originalidad en sus escritos. Recibió del Maestro el significado del tesoro escondido y de la perla fina del Amor. Se hizo sacrificio de amor. Todo lo ofrecía en oración como la Beata Ma. Felicia de Jesús Sacramentado, como Sor Imelda de Jesús Sacramentado Zapata. Carisma encarnado en la educación, en la promoción y desarrollo humano integral, trabajando con los más necesitados y vulnerables, colaborando en los trabajos pastorales en las parroquias de las diócesis.

A ti Madre nos acercamos con confianza. En ti, que has creído en las palabras mandadas desde el cielo y las has llevado en tu corazón, nos refugiamos la Familia Dominicana. En ti se ha hecho carne la Palabra de la que participamos, que contemplamos y que alabamos, que predicamos y por la que vivimos.

ADALBERTO CARD. MARTÍNEZ FLORES

 

A través de ti el Padre envió a su Hijo al mundo para salvarlo; que por ti podamos ser testigos ante los hombres de la verdad que hace libres y del amor que reúne. Te pedimos que tú, madre nuestra, aumentes nuestras fuerzas y conserves el carisma de nuestra Familia Dominicana, de modo que todo lo realicemos para la salvación del mundo y alabanza y gloria de Dios Padre. Amén.